“pero
me escapé hacia otra ciudad
y
no sirvió de nada,
porque
todo el tiempo estaba yo en un mismo lugar,
y
bajo una misma piel y en la misma ceremonia
Yo
te pido un favor, que no me dejes caer
en
las tumbas de la gloria.” (de la canción
“Tumbas de la gloria” de Fito Páez)
El
relato bíblico de Pesaj, lo encontramos en Sefer Shemot, el Libro del Éxodo, el
cual comienza recordando el final de Bereshit/Génesis, en donde se relata que
el faraón de Egipto invita al Patriarca Iaacov y a su familia a vivir en
Egipto, a darle buenas tierras. Mitzraim nos ofrece lo mejor de sus placeres y
riquezas, e Israel acepta entrar en esa tierra prometedora.
Al pasar el tiempo, un faraón que no conoció a
Iosef, o quizás si lo conoció pero decidió olvidarlo, entendió que los hebreos
éramos un problema a resolver, y nos tornamos de ilustres visitantes y
compañeros de la tierra, en esclavos. Una esclavitud dura, la cual duraría
largos años, e implicaría toda clase de vejámenes y sufrimientos.
Y
así, sin darnos cuenta, como el ejemplo del sapito, entramos a Egipto, zona de
estrechez y esclavitud (un sapo que es arrojado a una olla de agua hirviendo
salta automáticamente y se escapa, en cambio, si entra a la olla estando el
agua agradable, cuando el agua se vaya calentando y rompiendo en hervor, el
sapito no tendrá chance ya de escapar).
Todos
conocemos el relato, Di-s nos libera de Mitzraim con mano fuerte y brazo
extendido. No un ángel, ni un mensajero, sino Él mismo. Saliendo Israel
mediante maravillas y señales, como no se vieron antes, de modo patente. Todo
esto es leído en Nuestra Torá y en cada Seder de Pesaj, ceremonia que
alegremente repetimos año a año.
Como
decía, uno entra sin darse cuenta y al salir lo hace con ruidoso estruendo, tal
como el Pueblo de Israel, saliendo con mano triunfante y recibiendo la Torá en Sinaí.
Nuestra
Tradición empieza a dejar señales (Señal = ‘Remez’ en hebreo) por todos lados
para que no vuelva a ocurrir. Que ninguno de nosotros tenga que servir
nuevamente a nadie fuera de Di-s. Como un semáforo (‘Ramzor’ en hebreo) nos va
marcando en que sentidos avanzar y a que caminos no volver.
Traje
una canción muy famosa que describe una situación muy particular: Como a veces
intentamos que lo mismo de resultados distintos. Como queremos escaparnos de
nosotros mismos. Sin chance de lograrlo, y cayendo siempre en los mismos ciclos
negativos.
A
veces cuando no tenemos respuestas, preferimos quedar atrapados en la ropa de
otro.
Las
propuestas de la Tradición Judía
son muchas, pero todas ellas deben llevarte a poder ser vos mismo, dudando de
lo que quieras y teniendo las certezas que quieras. Entendiendo que hay un
camino previo, marcado por miguitas de Matza - y no de pan leudado/jametz – que
puede llevarte a la libertad, pero hay que saber ver las señales, de modo tal
que ésta, Nuestra Tradición, y vos mismo, no caigan en las “tumbas de la
gloria”.
Por
un uso responsable de la libertad…
LESHANA HABÁ BIRUSHALAIM
JAG PESAJ KASHER VESAMEAJ
Meir
Szames
חג פסח כשר ושמח לכלם
חג פסח כשר ושמח לכלם