A
continuación nos encontramos con la muerte de Miriam, hermana de Moshé, y
seguidamente el pueblo se queda sin agua para beber, hechos que el Midrash
conecta, diciendo que con la desaparición física de Miriam se secan las fuentes
que abrevan al pueblo de Israel.
“Mas no había agua para la asamblea; y ellos
se congregaron contra Moshé y contra Aharón. Contendió el pueblo contra Moshé y
se manifestaron diciendo: ‘Y ojalá hubiésemos perecido al perecer nuestros
hermanos ante Adonai!’ ” (Bemidbar 20:2-3)
El
sabio Ibn Ezra nos explica que estamos en el año cuarenta desde la salida de
Egipto, y que se trata de una “asamblea” conformada por una nueva generación,
ya que todos aquellos hombres que a la salida de Egipto eran de veinte años o
más habían muerto en el desierto, a causa del evento de los “exploradores”
(Parashat Shlaj – Bemidbar capítulo 14).
Al
encontrarse la nueva generación en esta situación de apremio, lo que hacen es
reclamar por agua. Al ser un reclamo justo, ellos no reciben ningún tipo de
castigo a pesar de sus fuertes protestas.
Entonces,
Dios da la solución para tan grave problema: “Habló Adonai a Moshé diciendo: ‘Toma la vara y congrega a la asamblea,
tú y Aharón tu hermano, y hablaréis a la roca ante los ojos de ellos y dará sus
aguas; y les sacarás a ellos aguas de la roca y darás de beber a la asamblea y
a sus animales’ ”. (Bemidbar 20:7-8)
¿Qué
situación tenemos? Hay un recambio de generación. Los mayores ya no están, y
los jóvenes no saben de que modo conseguir el agua.
Vemos
airadas quejas de la nueva generación: “Y
para qué habéis traído a la congregación de Adonai a este desierto, ¿para morir
allí nosotros y nuestros animales? Y ¿para qué nos habéis hecho ascender de
Egipto para traernos a este lugar malo? … ”. (Bemidbar 20:4-5)
Ante
la situación desfavorable, el pueblo ya no tiene nada que ver con el proyecto
colectivo. Ya no hay recuerdo de las bondades pasadas. Me recuerda a la
expresión “los amigos del campeón”. Pero sobre todo me hace pensar en el hijo
malvado de la Hagadá
de Pesaj que dice sobre el Seder “¿Qué significa este ritual para ustedes?” y
de este modo se desliga de la suerte de su pueblo, por lo cual se le responde
duramente. Y parece que algo de esto es lo que hace Moshé Rabeinu: “Congregaron Moshé y Aharón a la congregación
al frente de la roca y les dijo a ellos: “Escuchad ahora los rebeldes, ¿acaso
de esta roca os vamos a sacar agua?”. Elevó Moshé su mano y golpeó la roca con
su vara dos veces; salieron aguas copiosas, bebió la asamblea y sus animales.”
(Bemidbar 20:10-11)
El
pueblo se queja airadamente, y Moshé responde con dureza. Los trata mal
injustamente.
La
sanción no se hace esperar, leemos en el versículo 12 “Dijo Adonai a Moshé y a Aharón: ‘Puesto que no habéis creído en Mi para
consagrarme ante los ojos de los hijos de Israel, por lo tanto no habréis de
traer a esta congregación a la tierra que Yo les he dado a ellos’ ”.
Moshe
trata mal al pueblo, golpea a la roca en lugar de hablarle. A él y a su pueblo
les sucede lo mismo: no pueden dialogar. No pueden hablarse con respeto,
poniendo atención a lo que el otro tiene para decir. Todo es tomado a título
personal. Todo es usado para ofender al otro.
De
aquí podemos extraer una pregunta fundamental: ¿Por qué Moshé, habiendo sido el
líder del pueblo durante su travesía por el desierto durante cuarenta años no
podrá ver por un hecho momentáneo y arrebatado la tierra prometida que tanto
anhelaba ver?
Nuestra
Tradición nos plantea varias posibilidades que comento sucintamente: a) no
permite que el pueblo vea como Dios puede hacer que con palabras de una roca brote
agua; b) no entrará por haber golpeado la piedra en vez de hablarle como Dios
se lo había ordenado; c) el pecado de Moshé habría sido ofender al pueblo, al
calificarlo de ‘rebelde’, cuando en realidad sólo pedían agua (Maimónides); d) era
la segunda vez que ponía en duda la capacidad de Dios (según el Midrash Rabá la
otra oportunidad fue en Bemidbar 11:22 cuando pone en duda que Dios pueda
proveer de carne a todo el pueblo); y así podría seguir citando fuentes que den
razones para todos los gustos para la pregunta que se nos plantea.
En
definitiva, si hoy me preguntaran a mí, podría llegar a pensar que el castigo
recibido por Moshé es debido a los males que acarrea la falta de dialogo.
La
incapacidad que tenemos a veces de poder prestar atención al prójimo, a ese
otro que quizás nos quiere decir algo y sin siquiera oírlo ya sabemos que
respuesta certera le tenemos que dar.
La
imposibilidad que de vez en cuando nos aqueja de no poder expresarnos de buena
manera, afables y calmos.
Sobre
todo, la falta de habilidad para poder validar los argumentos del otro, entregándonos
al facilismo de soslayar y desdeñar a quien quizás piense distinto a nosotros.
Así
como no se entiende o es difícil de explicar el ritual de la
Pará Adumá , también es difícil entender y
explicar la incapacidad de diálogo que muchas veces nos aqueja.
Preguntémonos
que tenemos que mejorar, en que fallamos cuando nos comunicamos con nuestros
semejantes. Lo cortés no quita lo valiente.
Que
podamos escuchar y ser escuchados, que podamos ver en el otro a un prójimo al
que podamos amar.
SHABAT
SHALOM UMEVORAJ!!!!
“Ben
Zomá dice: … ¿Quién es valiente? Aquél que domina sus pasiones: pues así está
dicho (Proverbios 16:32): ‘el paciente es mejor que el fuerte, y el que domina
sus pasiones supera al conquistador de una ciudad’ …” (Pirkei Avot 4.1)
Meir
Szames
Seminarista
Para mi primo Guillermo, quien ya hace
años fuera el primero en plantearme esta pregunta, la cual no tiene una
respuesta certera, pero la seguiremos buscando. Mientras tanto, tenemos la
pregunta, que no es poco.