“Todo
está previsto pero el hombre tiene el libre albedrío; el mundo es juzgado con
benevolencia pero todo depende de la mayoría de nuestras acciones” [i]
(Pirkei Avot 3:15)
Esta
mishná del Tratado de Avot es una de las fuentes centrales en lo que respecta
al “libre albedrío” o como es llamado en hebreo “libre elección” (בחירה חופשית).
El
Rab Ovadia de Bartenura comenta al respecto: “Todo lo que el ser humano hace
hasta en su mayor intimidad está ‘descubierto’ para Él. Y el permiso está dado,
es decir, que está en manos del ser humano hacer el bien y el mal, como está
escrito “Mira: he dado ante ti el día de hoy: la vida y el bien; la muerte y
el mal.” (Debarim – Deuteronomio 30:15)”. Y sigue citando al RaMBaM, “Toda
acción humana, lo pasado y lo que se hará en el futuro, todo es sabido por Él,
y no por eso debes decir: por cuanto el Santo Bendito Él sabe todo lo que hará
el ser humano, luego el será responsable por su accionar, de que sea justo o
malvado, porque la posibilidad está en sus manos, de hacer lo bueno y lo malo,
y no hay nada que lo obligue/fuerce a ello”.
Les
pido me acompañen en un breve abordaje sobre este tema.
Llama
la atención la facilidad que tenemos para deslindar responsabilidades, echar
culpas en otros, en lugar de asumir la parte que nos toca en este ‘juego’ que
llamamos ‘vida’.
Supongo
que muchas veces no somos concientes de lo que desencadenamos con lo que
hacemos y decimos, pero asimismo, en la mayoría de los casos tenemos la chance
de volver a ‘repartir’ y comenzar una nueva partida.
Nuestra
palabra, que tantas veces empeñamos en conversaciones vanas, es la misma con la
cual Dios crea el mundo, y es la misma con la cual el ser humano le da nombre a
las creaturas, como lo leemos en el Bereshit – Génesis. Incluso cuenta el Midrash[ii]
que el ser humano le puso su nombre a Adon-i, nombrándolo como “el señor de
todas las creaturas”. Ahí tenemos un aspecto a cuidar y hacernos responsables:
las palabras que empleamos.
Es inevitable para mi asociar el libre albedrío/libre
elección con la responsabilidad. Parece un juego de palabras, que en hebreo
tiene sentido. ‘Responsabilidad’ se
dice “ajraiut אחריות” y ‘Otro’ se dice “ajer אחר”. Saber que lo que nos hacemos a nosotros
mismos es probable que se lo hagamos a los demás, o que afecte a los demás. Es
ahí donde el concepto de pasarle responsabilidades a los ‘otros’ (ser humano,
Dios, mundo, destino, fatalidad, excusas, etc.) no alcanza. Un ejemplo chiquito
de esta idea: No estudiar para un examen y luego responsabilizar a otros por
salir mal:“mamá, la profesora me tiene bronca…” suena infantil.
Ahora
busquemos un ejemplo bíblico clásico: Entre tantos, vayamos a Bereshit, y
encontrémonos con la situación ‘perfecta[iii]’
en la que se hallaba el ser humano en el Jardín del Edén: no trabajaba, no
sufría enfermedades, no moría. Y tenía una sola regla: no comer del árbol del
bien y del mal. En ese momento aparece la ¿malvada? serpiente y lo induce a
comer del fruto prohibido. ¡Claro! Es culpa de la serpiente, del otro. Qué
fácil se resuelve, el hombre dice que fue la mujer; la mujer dice que fue la
serpiente, y así nos vamos ‘pasando la pelota’ unos a otros. Entonces, otro
aspecto a atender podría ser tener cuidado con lo que o a quien escuchamos, de
quienes tomamos ejemplo y consejo.
Dice
mi Rab Damián Karo “Ser responsable es poder responder por las propias elecciones.
Si elegimos libre y concientemente el resultado siempre será positivo…”[iv]
Y
puede llegar a ser así. Si cada uno de nosotros meditara la siguiente acción que
va a realizar, pensando si uno está siendo fiel a lo que cree con eso que va a
hacer, teniendo en cuenta a los demás, a ese ‘otro’ con quien nos cruzamos en
esta vida.
Podríamos
buscar un cambio, y de este modo dejar de tercerizar nuestra responsabilidad.
En
definitiva, me resulta más agradable al intelecto pensar, siguiendo la opinión
del RamBaM, que cada uno elige lo que hace[v].
Sin responsabilizar a nadie por nuestras elecciones, siquiera a Dios (y no por
esto disminuye Su Grandeza).
¿Tenemos
que elegir? Si vamos por la opción del “sí”, debemos responsabilizarnos y
elegir.
Seguir
esclavizados, en la estrechez de un Egipto que no elegimos, haciendo ladrillos
y adorando falsos ídolos. Es una posibilidad, válida por cierto. Pero te
propongo que sea tu elección, no la de otros.
Espero
te haga feliz elegir otras opciones de las que se nos ofrecen, una elección
personal, plena y conciente.
Quizás
nos interese la posibilidad de ser parte de un pueblo que elige mantener su
identidad viva y pujante a través de los milenios. Ahí te acompaño. El Rab
Edery dice: “El ser humano no ejercita su libre albedrío enfrentándose a un
mundo de valores neutrales[vi]”.
Y agrego yo un pedacito de un Salmo que leemos y cantamos Shabat por la mañana
“Los preceptos de Adon-ai con su pureza, iluminan los ojos[vii]”.
Al
fin y al cabo, elijas lo que elijas, vas a estar acompañado. Como dice el
Talmud, “por el camino que el ser humano desea ir es acompañado[viii]”.
Meir
Szames
Seminarista
Para
Javier Efrón, de quien disfruto su amistad sincera y que en una charla hace
años me enseñara la Mishná
que encabeza este escrito.
[i] En hebreo: הכל צפוי והרשות נתונה
ובטוב העולם נדון והכל לפי רוב המעשה
[ii] Bemidbar Raba, Parashat Jukat 19: 3
[iii] El RaMBaM dice que Adam antes de su desobediencia era
perfecto. Ver Guía de los Descarriados, Primera Parte, Capitulo II
[iv] Rabino Damián Karo, VIVIR SIN ETIQUETAS, 1a ed.,
Buenos Aires, Ediciones B, 2013. Pág. 61
[v] Ver Mishné Torá, Hiljot Teshuva, en especial Capítulo
5 Halajá 2.
[vi] Rabino Marcos Edery, Libro de Deuteronomio, 2a ed.
5754-1994, Editorial Sinaí, Tel Aviv, Israel. Comentario a Debarim 30:19 pág.
242
[vii] Salmos 19:9. En hebreo ""מצות יקוק ברה מאירת עינים Explican los comentaristas que se refiere
a los “ojos espirituales”