30.10.13

PARASHAT TOLEDOT

            “Volvió Itzjak y cavó los pozos de agua – que habían cavado en los días de Abraham, su padre – y que habían obstruido los pelishtim, después de la muerte de Abraham y él les asignó nombres, los mismos nombres que les había asignado su padre. (Bereshit 26:18).
            Promediamos el libro de Bereshit (Génesis), y nos encontramos un relato tras otro. Elijo centrarme en este relato, para resaltar la figura de nuestro patriaca Itzjak, de quien muchas veces se dice que no tiene los méritos de su padre, ni llegará a los logros de su hijo.
            Abraham Avinu es el primero en desligarse de las ataduras de la idolatría, eligiendo y siendo elegido para ser estandarte del mensaje divino.
            Iaacov Avinu, nieto de Abraham, será el padre de Israel, siendo que de sus hijos vendrán las doce tribus.
            Itzjak, que hace dos parashiot fue atado al altar, hoy enfrenta todo tipo de vicisitudes: Hambrunas, trato con reyes extranjeros, destierros, nuevos caminos y nuevas oportunidades.
            Los méritos de Abraham para ser llamado “Avinu” - nuestro patriarca, son sobrados. Y entonces viene la pregunta, Itzjak… ¿Cuáles son sus méritos?
            Volvamos al versículo que encabeza este escrito, y analicemos que nos dice.
            “Volvió Itzjak”: Volvió por el mismo camino y a los mismos lugares que lo hiciera su padre.
             “y cavó los pozos de agua”: El agua, fuente de vida. Donde encontramos agua la vida es posible y puede continuar.
            “y que habían obstruido los pelishtim, después de la muerte de Abraham”: Siendo su padre el que había encontrado esa agua, y se había ocupado de cavar y mantener esos pozos.
            “y él les asignó nombres”: De este modo haciendo propias estas fuentes, y responsabilizándose de su mantenimiento y nutriéndose de ellas.
            “los mismos nombres que les había asignado su padre”: ¿Casualidad? ¿Causalidad?

            ¿Qué pretendo mostrarnos con esto?
            Nuestra Torá, en muchas ocasiones, es comparada con el agua. Según nuestras fuentes, sin beber agua, no puede vivir el ser humano más de tres días.
            Nosotros, concientemente o no, recorremos un camino día a día. Muchas veces podemos estar pasando por el mismo lugar que pasaron nuestros anteriores, sin siquiera darnos cuenta.
            ¿Cómo sabía Itzjak el nombre que su padre le había dado a los pozos? Esto no puede ser casualidad. Abraham, imaginemos, le enseñó a su hijo por cual camino debía ir, que pozos le pertenecían, de cuales beber y como llamarlos e identificarlos.
            Los hijos, nuestra descendencia, nuestra continuidad. Imaginamos para ellos tantas cosas, les soñamos tantos sueños anticipadamente.
            ¿Qué les damos para lograrlo? ¿Habrá que imponerles nuestras convicciones? ¿O simplemente habrá que nutrirnos nosotros de esa “agua” y enseñarles cual agua hay que beber para que ellos elijan luego?
            ¿Qué hacemos con tantos interrogantes? ¿Poseemos las respuestas? Quizás no. Pero tenemos muchas preguntas. Hay un camino recorrido por nuestros anteriores, donde cada uno de nosotros sabe bien cuales son las fuentes de donde se puede beber.
            ¿Será que nosotros, como Itzjak, tendremos la fortaleza para volver a esas fuentes, nutrirnos en sus manantiales y volver a elegir nuestro camino?
            Entiendo eso como un gran mérito de Itzjak Avinu. Ser fuerte para superar, seguir y recuperar lo que es de él. Seamos fuertes también nosotros para recuperar y volver a elegir lo que es nuestro, la tradición milenaria de nuestro pueblo.

SHABAT SHALOM UMEVORAJ!
Meir Szames
Seminarista

“Así como el agua va cayendo de a gotitas, y esas gotitas se convierten en ríos, así es la Torá, el ser humano va estudiando dos cositas por aquí, dos cositas por allá, y se hace un fuerte río que fluye”
Shir Hashirim Rabá

 ומה מים יורדין טיפין טיפין ונעשית נחלים נחלים כך תורה אדם למד ב' הלכות היום וב' למחר עד שנעשה כנחל נובע
שיר השירים רבה (וילנא) פרשה א