2.1.14

PARASHAT BÓ: ¿Y si nos hacemos cargo?

PARASHAT BÓ: ¿Y si nos hacemos cargo?
Shemot (Éxodo) 10:1 – 13:16

            Esta semana encontraremos el cierre de las últimas tres plagas acaecidas sobre Egipto, y la antesala de la liberación de Israel.
            Al comienzo de esta parashá, encontramos el siguiente versículo:
ויאמר יקוק אל משה בא אל פרעה כי אני הכבדתי את לבו ואת לב עבדיו למען שתי אתתי אלה בקרבו
“Dijo Adonai a Moshé: Allégate a Paró porque Yo he hecho pesado su corazón y el corazón de sus servidores, para operar Yo Mis signos, éstos, en medio de él” (Shemot 10:1).
            Me surge una pregunta que espero también logre identificarlos a ustedes: ¿Cómo es posible que Dios le quite la libre elección a alguien y luego lo castigue por lo que él mismo no le permitió hacer? Ya que, de esto se trata esta kbedut lev ‘pesadez de corazón –כבדות לב-’ de la que habla el versículo.
            Para esto, nos acompañaremos con el comentario jasídico KEDUSHAT LEVI: comentario jasídico a la Torá escrito por Reb Levi Itzjak de Berditchev (1740 – 1810), quien dice que buscando el origen de esta kbedut lev ‘pesadez de corazón –כבדות לב-’ del faraón y su pueblo, se puede entender que todas las plagas son una devolución pareja “midá kenegued midá- מדה כנגד מדה-”, de los sufrimientos que hacen padecer los egipcios a Israel.
            Porque está claro que, alguien podría pensar que esta kbedut lev sería una excusa absolutoria para el faraón y los suyos, haciendo injustificadas las plagas, a lo que el autor responde diciendo que, no hay chance de “abrir la boca” para los egipcios para excusarse y salvarse diciendo que cumplieron los decretos divinos (en otra parte de su comentario el autor dice que Dios quería a los hebreos en el exilio, y eso acordó con los egipcios, pero no que los esclavicen ni maltraten), por cuanto Dios envió a Moshé a decirle al faraón “…Libera a Mi pueblo para que me sirva a Mí.” (Shemot 8:16), y no quiso el faraón liberarlo, quedando demostrado de este modo que, Paró no quiso cumplir con los decretos y mandamientos divinos, por cuanto todo lo que le hizo a los Bnei Israel, lo hizo con malicia -בזדון-, deseando oprimir a Israel, y por ello se hace pasible de las plagas. Y esto es lo que está escrito en el versículo “porque Yo he hecho pesado su corazón… para operar Yo Mis signos, éstos, en medio de él”, para que no tuvieran chance de “abrir la boca” los egipcios y decir que ellos quisieron obedecer los decretos divinos, por cuanto Paró se reveló contra Dios y dijo “¿Quién es Adonai…?” (Shemot 5:2), y no quiso liberarlos y cumplir con el mandato divino.
            ¿Podemos entender cual es la situación planteada? El problema no nace en este momento del relato bíblico, sino que tiene su origen en una actitud previa del faraón y su séquito, al desconocer a Adonai. Al no respetar la posibilidad de que los hebreos tengan su propia creencia, distinta sí, pero no tenía nada de ‘mala’.

            Pensemos juntos un poco más: ¿Cuántas veces desconocemos al “otro”? Recordemos los innumerables casos que hemos vivenciado en la historia común y en la historia personal de cada uno de nosotros, donde los individuos o grupos buscan diferenciarse y de este modo, desdeñar al otro. Vos sos “y”, yo soy “x”, por ende somos distintos, no te debo un trato acorde a tu humanidad. Varón-mujer, River-Boca, peronistas-radicales, ricos-pobres, argentinos-brasileros, sefaradim-ashkenazim… ni que hablar de las diferentes corrientes que nutren a nuestro pueblo judío, religiosas o no.
            Al desconocer e invalidar al otro como un sujeto que puede tener una opinión y forma de sentir propia, lo transformamos en un objeto, un objeto pequeño, un objeto que nos molesta, y que si pudiéramos, lo sacaríamos del medio.
            ¿Dónde quedó nuestra humanidad? ¿Dónde el mensaje universalista de nuestros Profetas? ¿Dónde el debate talmúdico? ¿En que momento nos convertimos cada uno de nosotros en los “dueños de la verdad”?
            ¿Quién sos vos para que yo tenga que escucharte y respetarte?
            Te contesto: soy un hombre, uno más de los seres humanos que habitamos este planeta, creado a imagen y semejanza de Dios.
            Eso nos iguala, aunque no seamos para nada parecidos. ¿En qué nos iguala? En la posibilidad que tiene cada uno de llevar a cabo sus prácticas y pensamiento, sin olvidarse que no somos los “dueños de la verdad”.
            Permitirse anular la razón y seguir opiniones ajenas es también una posibilidad. Escudarse en que es ‘lo que nos tocó’ es otra posibilidad. Decir que “Dios, el destino, la vida, la sociedad, la situación” me obligó a esto también. Destruir al Otro porque piensa distinto es más que una posibilidad, una triste realidad.

            No vamos a cambiar el mundo yo escribiendo estas líneas ni ustedes leyéndolas, eso está más que claro. Vamos a lograr un cambio significativo haciéndonos cargo, responsables, de lo que hacemos y decimos.
            Empecemos a actuar acorde a lo que pensamos y decimos. Recordemos que ese Otro reaccionará acorde a como lo tratemos. Si logramos tratar con respeto a nuestro prójimo, permitiendo que se adueñe de sus prácticas sin imponerle nada que no quiera, tendremos más chances de estar mejor. Y quizás algunos más puedan ser felices.

            Que disfrutemos de un Shabat significativo, trascendente y de reflexión. Un Shabat de paz.

JODESH TOV!
SHABAT SHALOM UMEVORAJ!

חודש טוב
שבת שלום ומבורך

Meir Szames


"Elijamos conscientemente nuestra forma de vivir la vida sin permitir que la corriente nos arrastre convirtiéndonos en autómatas. Al mirar el río y ver peces que van con la corriente podríamos dudar si están vivos, tal vez no lo están y son arrastrados por el agua, pero aquellos que van contra la corriente es seguro que están vivos y que se esfuerzan en ir hacia donde desean." (Del libro VIVIR SIN ETIQUETAS, Rabino Damián Karo, pág. 105)

PARASHAT BO – Reseñas a la luz de los comentarios Kedushat Levi y Noam Elimelej

PARASHAT BO (Shemot 10:1 – 13:16) – Reseñas a la luz de los comentarios Kedushat Levi y Noam Elimelej


KEDUSHAT LEVI: Comentario jasídico a la Torá escrito por Reb Levi Itzjak de Berditchev (1740 – 1810)
NOAM ELIMELEJ: Comentario jasídico a la Torá escrito por Reb Elimelej de Lizhensk (1717 – 1787)

            Humildemente, me propongo tomar parte de los comentarios exegéticos de estos dos Rebes, ambos discípulos del Reb Dov Ber de Mezritch, “el Maguid”, y luego de haber estudiado estos textos con mi Rab Damián Karo, poder presentarlos a ustedes.

שמות פרק י פסוק א
ויאמר יקוק אל משה בא אל פרעה כי אני הכבדתי את לבו ואת לב עבדיו למען שתי אתתי אלה בקרבו
“Dijo Adonai a Moshé: Allégate a Paró porque Yo he hecho pesado su corazón y el corazón de sus servidores, para operar Yo Mis signos, éstos, en medio de él”
Shemot (Éxodo) 10:1

KEDUSHAT LEVI
            Dos cuestiones:
            a) Hay que especificar el por qué dice el versículo “Allégate (בא) a Paró” mientras que en otros lugares del texto aparecerá “Anda (לך) a Paró”.
            b) ¿Por qué en la plaga de langosta (ארבה) está escrito “porque Yo he hecho pesado su corazón…”?

            Y se explica, que hay dos tipos de milagros que le son realizados a Israel: Que Dios castiga a los que le hacen el mal a Israel y les trae el mal; y un segundo caso, es que Dios cambia los sentimientos (su corazón) de los ministros y consejeros para bien acerca de Israel. Y de este último caso, encontramos, en el relato de Meguilat Esther, que el rey Ajashverosh no fue castigado, sólo Haman el malvado recibe castigo, pero sobre Ajashverosh, Dios hizo tornar su corazón para bien sobre Su pueblo, la casa de Israel. Y a esto se debe que en nuestra Torá aparezca una alusión (Remez רמז ), ya que cada una de las plagas dura un mes (tres semanas de advertencia y una semana de plaga -מכה- propiamente dicha),y a mitad del mes de Nisan ocurre la décima plaga, muerte de los primogénitos (מכת בכורות), y la plaga de langosta ocurre a mediados del mes de Shvat, treinta días antes de Purim. Y este es el “remez” que contiene la frase ‘porque Yo he hecho pesado su corazón’, ya que su corazón Me pertenece, y ya que Me pertenece, dice Dios, yo lo endurezco y también tengo la posibilidad de ablandarlo, y tornar para bien los corazones de los mandatarios hacia Su Pueblo Israel. Por eso, esto es una alusión al caso de Ajashverosh, que treinta días antes de Purim cambia sus sentimientos para bien.
            Con esto tendría resuelto el autor la cuestión “b)”.

            Ahora, sobre la cuestión “a)”, la porción del versículo que dice “Allégate a Paró”, surge un planteo, ya que ¿cómo podría acercarse Moshé mismo a Paró el malvado -הרשע-? Y así le dice Dios a Moshé: ve hacia Paró, es decir, acercate vos mismo a él. Y si dijeras ‘¿cómo sería posible que me acerque a un hombre malvado?’, te diré “porque Yo he hecho pesado su corazón”, y está entregado en mis manos, y sería un gran mérito si pudiera cambiar su favor hacia Mi pueblo, la casa de Israel.
            Es decir, ante el pedido de que el Tzadik (justo) se acerque al rashá (malvado), el mensaje divino sería en nuestro lenguaje, que Moshé, el tzadik, se acerque al rashá, el faraón, a ver si puede acercarlo a los caminos de la Teshuvá (arrepentimiento) y finalmente Dios decide ablandar el corazón del malvado.

            Otra breve explicación, relacionada con el orden de las letras del alfabeto hebreo, sobre la expresión באAllégate”, es que el orden inverso del abecedario es tomado como portador del atributo divino de דין ‘Din’ “justicia”, y empieza en esta parashá el final del juicio planteado por Dios hacia Egipto, que es donde Él demuestra lo que el final del versículo dice “para operar Yo Mis signos, éstos, en medio de él”.

            Una última exégesis sobre la misma porción, con una tonalidad diferente, es la que trae Reb Itzjak, sobre la base del libro Tana deBei Eliahu (תנא דבי אליהו), buscando el origen de esta kbedut lev ‘pesadez de corazón –כבדות לב-’ del faraón y su pueblo, entendiendo que todas las plagas son una devolución pareja “midá kenegued midá- מדה כנגד מדה-”, de los sufrimientos que hacen padecer a Israel.
            Alguien podría pensar que esta kbedut lev sería una excusa absolutoria para el faraón y los suyos, haciendo injustificadas las plagas, a lo que el autor responde diciendo que no hay chance de “abrir la boca” para los egipcios para excusarse y salvarse diciendo que cumplieron los decretos divinos, por cuanto Dios envió a Moshé a decirle al faraón “…Libera a Mi pueblo para que me sirva a Mí.” (Shemot 8:16), y no quiso el faraón liberarlo, queda demostrado que Paró no quiso cumplir con los decretos y mandamientos divinos, por cuanto todo lo que le hizo a los Bnei Israel, lo hizo con malicia -בזדון-, deseando oprimir a Israel, y por ello se hace pasible de las plagas. Y esto es lo que está escrito en el versículo “porque Yo he hecho pesado su corazón… para operar Yo Mis signos, éstos, en medio de él”, para que no tuvieran chance de “abrir la boca” los egipcios y decir que ellos quisieron obedecer los decretos divinos, por cuanto Paró se reveló contra Dios y dijo “¿Quién es Adonai…?” (Shemot 5:2), y no quiso liberarlos y cumplir con el mandato divino.

            Y continúa otra explicación, basada en un enunciado de la Guemará en el tratado de Ketubot 111A, donde aparece la expresión “tres semanas juramentó que no esclavizarían a ellos -בהן-, a Israel, en demasía”. El autor anticipa que será cómodo para él explicar la aparente redundancia en la aparición de la palabra a ellos (בהן). Vale decir, que no deberían oprimir a los hebreos más de la cuenta, sólo para cumplir con el mandamiento divino que ordenó que Israel esté en Galut/diáspora, y que no sea demasiado duro para el pueblo. El ejemplo sería el siguiente: el Rey (Dios) contrata un maestro/instructor (Egipto) para educar a su hijo (Israel). Cuando para corregirlo debe reprenderlo, este instructor sufre, y no lo reprende demasiado fuerte, sólo lo necesario para lograr su cometido. Es decir, no debe pasarse de la raya. Israel debía estar en el exilio, pero no sufrir tormentos y trabajos forzados. Los egipcios debían tratar con respeto a Israel. Hacer pasar vergüenza a los hebreos, no era el propósito de su paso por la tierra de Egipto. Y concuerda aparentemente esta opinión con la de Najmánides, ya que en Parashat Lej Lejá Dios le dice a Abraham: “porque extranjera será tu descendencia…” (Bereshit / Génesis 16:13), esto no incluía que le hagan el mal a la descendencia de Abraham, ni que arrojen a los niños varones al Nilo, ni que amarguen sus vidas. Entonces, ¿se debería castigar sólo por los excesos de los egipcios hacia los hebreos? De ninguna manera, ya que esos excesos ponen de manifiesto que la intención no fue en ningún momento cumplir con la voluntad divina, sino que, sólo actuaron con malicia y alevosía hacia Dios, odiando al Creador como enemigos, y por esto ellos sufren el castigo.



NOAM ELIMELEJ
            Al igual que a Reb Levi Itzjak, la expresión Allégate בא será el eje de sus planteos.
            ¿Por qué se ordena ‘en vano’ a Moshé que se acerque al faraón, si obviamente, al Dios haber cerrado su corazón, no lo escuchará? Explica Reb Elimelej que, cuando el Tzadik escucha o presencia las maravillas y santidades del Creador, él se enciende y se sigue elevando constantemente. En cuanto al Rashá, no es así. Ya que cuando él presencia uno de estos hechos maravillosos, retornará a la buena senda, pero sólo temporalmente, se ‘prenderá un ratito’, será algo pasajero y momentáneo. Pero al poco rato, será otra vez como un perro husmeando en sus propios desechos.
            Sería necesario que el Tzadik le hable todos los días al Rashá, que torne esa tarea en algo diario y constante, que haga fija la tarea de encender la velita, empeñando gran parte de su tiempo. Ofrezco el ejemplo empleado por mi Rab, de que podría haber dos clases de empleados en un negocio: Uno, al que una vez que se le dan las indicaciones, ya empieza a hacer todo solo, sin necesidad de repetirle nada luego. Otro, al que el encargado debe repetirle constantemente sus tareas y corregirlas día a día. Ese es el sentido de que se use el término בא  ve / allégate, que implica constancia y persistencia, ya que el otro término sugerido, לך anda devendría en ser algo aleatorio y no fijo.
            Sobre la base de lo que venimos hablando, sigue el autor diciendo que, en el sentido de lo anterior, lo que reza el versículo porque Yo he hecho pesado su corazón…, para operar Yo Mis signos “ototai” ‘אתתי, en realidad quiere decir “otiotai” אותיותי הקדושים, mis letras santas, mis enseñanzas sagradas. O sea, que el Tzadik debe acercarle día tras día las enseñanzas sagradas al Rashá, de modo tal que persistan en su interior por largo tiempo y no que luego de prestarte atención una vez, al poco rato vuelva a su anterior camino, como vimos antes. Esta labor, recae totalmente sobre el Tzadik, no así sobre el Rashá. Esto también se ve reflejado en la Hagadá de Pesaj, donde el hijo malvado se sienta junto al hijo justo, para que pueda aprender de él.
            Siguiendo el mismo hilo conductor, se pregunta el autor por qué no se utiliza en este caso la palabra מופתי –muftai-, mis maravillas, y si  אתתי –ototai- mis signos. Esto se explica porque encontramos dos significados para ‘ototai’, por un lado, signos, y por el otro lado, letras -אותיות-, como se explicara. Esto implica que el Tzadik presencia una vez maravillas y le es suficiente. Y entonces, ¿Por qué Moshé/Tzadik tiene que ir varias veces a hablar con el faraón? Para darle la posibilidad a Israel de subir otro escalón, y eternizar de este modo el mensaje para las generaciones.

            Una vez más sobre el término בא Allégate, se toma en cuenta el comentario de Rashi, que dice Allégate a Paró y adviértele. ¿Para que necesita Rashi decir esto? Es porque Dios le dice al Tzadik ‘toma el asunto divino en tus manos y que se eleve Mi memoria por siempre’. Ya que este es el “disfrute תענוג divino” mejorar e influir todos los mundos y todas las criaturas. Y ya que su influencia es mucha, no podemos recibirla sino a través de un intermediario (ממצא), y ese es el Tzadik. Respecto a estas influencias, dice que a través del Tzadik se influye a todos incluso a aquellos que no están capacitados de recibirla directamente. Vendría a ser algo así como que el Tzadik no tiene nada propio ni que le pertenezca, el recibe de arriba y distribuye lo que viene de “casa central”, él de por sí no tiene nada. El Tzadik hace Guemilut Jasadim, actos de bondad, y a través de ellos, reparte las influencias que recibe de arriba.
            Haciendo una interpretación del versículo 4 del Salmo 136 לעשה נפלאות גדלות לבדו כי לעולם חסדוAl único Hacedor de grandes maravillas, pues Su merced es infinita”. לעשה נפלאות גדלות לבדו implica que todo el bien que Él hace para con Su pueblo, lo hace directamente, mientras que  כי לעולם חסדו significa que a través del Tzadik Le hace el bien a todos los seres humanos.
            El Tzadik para dar tiene que empequeñecerse/achicarse a sí mismo para recibir y de este modo luego ensancharse para dar: si no crece no da, como si de un fuelle se tratara. Esto lo vemos también de la letra צ, primera de la palabra Tzadik, que recepta a través de la י que la encabeza, pequeña letra, para recibir de Dios, y debajo está la נ, que es ancha para dar a los demás.


Para cerrar, dejo un puñado de cuentos jasídicos “al azar” sobre estos dos rabinos.

NOCHE DE PESAJ
            Poco después de ser recibido Rabí Levi Itzjak como rab por la comunidad de Berditchev, rogó con gran ardor en la primera noche de la Fiesta de Pesaj y tantas horas duraron sus plegarias que la congregación se cansó de esperar, concluyó sus oraciones y se retiró cada uno a su casa para preparar la comida del seder. Sólo un hombre quedó, uno de esos pobres vagabundos que van de un sitio a otro, quien, según la costumbre, debía tomar la comida festiva en casa de uno de los vecinos. Le habían dicho que el judío que estaba leyendo la plegaria sería su anfitrión y, fatigado por el viaje diurno, se reclinó sobre un banco y pronto se quedó dormido. Entretanto, el rabí había concluido la silenciosa Oración de las Bendiciones (Amidá). Al ver que todos se habían ido a sus casas, exclamó: “¡Oh ángeles, ángeles de lo alto! ¡Bajad en este día sagrado en alabanza del Señor, bendito sea!” A lo cual el forastero despertó a medias de su profundo sueño. Aún soñoliento y deslumbrado, oyó alzarse en la casa un sonido atronador y se aterró hasta lo más íntimo de su ser. Pero el rabí recitaba los himnos con profundo regocijo. Entonces vio al forastero y le preguntó por qué sólo él había permanecido. El hombre, ahora despierto del todo, le dijo cómo había sucedido, y el rabí le pidió que compartiera con él la comida del Seder. Pero el forastero, tímido, no osaba aceptar. Parecía temeroso de que – en vez de comida – se le sirvieran palabras secretas de efectos mágicos. “Tranquilízate”, dijo el rabí, “comerás en mi casa lo mismo que comerías a la mesa de cualquier vecino”. Entonces el hombre decidió ir con él. (Cuentos Jasídicos. Los primeros maestros II. Martín Buber. Página 51/52).-

SU RELOJ
            Cuando Rabí Elimelej decía la Oración de Santificación del Shabat, de vez en cuando sacaba su reloj y lo miraba. Pues en esa hora su alma amenazaba con disolverse en bienaventuranza, de modo que él miraba su reloj para afirmarse en el tiempo y en el mundo.
EN SINAÍ
            Dijo Rabí Elimelej: “No sólo recuerdo cómo todas las almas de Israel permanecieron junto a la ardiente montaña de Sinaí; incluso recuerdo qué almas estaban a mi lado.”

(Cuentos Jasídicos. Los primeros maestros II. Martín Buber. Página 102/103).-