3.7.14

PARASHAT BALAK - “CONOCIENDO AL PROFETA MIJÁ”

                Esta semana corresponde la lectura de Parashat Balak (Bemidbar – Números 22:2 – 25:9) y su Haftará corresponde al Profeta Mijá, capítulos 5:6-6:8.
                La Haftará es una porción de Biblia, por lo general perteneciente a los libros de los profetas, que acompaña desde antaño a la lectura de la Torá.
                Les propongo esta semana, centrar nuestras miradas en este particular profeta del pueblo de Israel.
                El Profeta Mijá, cuyo nombre parece abreviatura de Mi-ka-yá (¿Quién como Adonai?), vivió entre los años 750 y 690 a.e.c., siendo contemporáneo de Ieshahiahu, Hoshea y Amós.
                Según el testimonio de Irmiahu 26:18, “ancianos” de la época relatan que Mijá había profetizado bajo Hizkiahu, rey de Iehudá.

                El libro de Mijá - uno de los doce libros menores de los profetas – cuenta con siete capítulos. En ellos, faltan algunos de sus rasgos biográficos, así como datos históricos de su época.

                Una de las características de este profeta es que, al referirse a los desposeídos, nunca los llama “pobres o menesterosos”: más bien se refiere a ellos con el titulo de nobleza “hammi” - mi pueblo -, queriendo significar “el pueblo de Dios.

                Un versículo sólo (Mijá 6:5) articula la analogía entre esta Haftaráh y Parashát Balák: “Pueblo Mio recuerda ahora qué había tramado Balák, rey de Moab, y qué le hubo contestado Bilhám, hijo de Bejór, desde Shittím hasta Guilgal, para que se hayan de saber las bondades de D’s.

                Los pasajes principales de nuestra Haftará los encontramos en el capítulo 6, entre los versículos 1 a 8. En los mismos, el profeta interpela al pueblo, y a quien lo escuche, preguntando qué debería ser ofrendado a Dios. ¿Grandes ofrendas materiales para complacer a Dios? ¡No! “Te ha dicho a ti, hombre, lo que es bueno y lo que Adonai requiere de ti, pues solamente hacer justicia, amar la benevolencia y encaminarte con recato con tu Dios” (Mijá 6:8).
                Este versículo es el que eleva aún más al Profeta Mijá.
                Basándose en la esencia misma de la Torá, la resume en tres valores genéricos que, a sus ojos, sintetizan lo que bueno y lo que Dios pide a las personas:
a) hacer justicia, que según Abarbanel incluye todos los preceptos “bein adám lajaveró” .entre el hombre y su prójimo, que regulan y ordenan la relación en la dimensión entre congéneres.
b) amar la benevolencia, según Abarbanel en referencia a las situaciones en que la persona tiene que actuar “lífnim mishurát hadín”, renunciando a los propios derechos en aras de la armonía social.
c) encaminarte con recato con tu Dios, que según Abarbanel significa estar al Servicio de Dios, no solamente en público, sino en lo más íntimo de nuestro ser. O sea aferrarnos a la fe en Dios, que resulta a veces, invisible a los ojos del prójimo.

                Un mensaje poderoso nos deja este versículo, más allá de su análisis dentro del contexto de la profecía de Mijá.
                Al final de Parashat Balak veremos como una parte del pueblo, reflejada en el actuar de Pinjás (Bemidbar 25:7-8), parece entender que lo que desea Dios es un actuar “pasional y punzante”.
                Y Nuestros Sabios, por otro lado, contraponen esta porción del Profeta Mijá. No es casual. Ellos eligen otra visión del mundo.
                Nuestro pueblo, y la humanidad toda, no están compelidos por Dios a la violencia. Muy por el contrario, a través del profeta se nos dice: A NOSOTROS HOMBRES, SEPAMOS LO QUE ES BUENO Y LO QUE ADONAI REQUIERE DE NOSOTROS, SOLAMENTE HACER JUSTICIA, AMAR LA BENEVOLENCIA Y ENCAMINARNOS CON RECATO CON NUESTRO DIOS.

                En tiempos donde la violencia es la única respuesta, hay que buscar la paz.

¡SHABAT SHALOM UMEVORAJ! Un Shabat de paz y bendición
Meir Szames