BS’D
Ki
lo al lejem levadó ijié ha-adam
“…para
hacerte saber que no sólo de pan vive el hombre, sino de todo lo que emana de
la boca del Eterno vive el hombre.” (Devarim-Deuteronomio 8:3).
Este
versículo se ha tornado en parte de nuestra cultura popular, y podemos escuchar
decir “no sólo de pan vive el hombre” en cualquier situación cotidiana.
Se
entiende que el pan es un alimento básico, sencillo y accesible. La palabra
“lejem” representará tanto al pan como a los alimentos en general.
Del
versículo también entendemos que hay algo más allá del alimento físico, que al
emanar de Dios, vendrá a alimentarnos el espíritu.
Se
cuenta en un relato jasídico, que Rabi Shalom Iosef de Ruzhin, acostumbraba a comer muy
poco, y en varias ocasiones ocurría que prácticamente no comía nada. Cierta
vez, entró a la habitación su hija, de nombre Rajel Lea, y al momento de que le
traían su comida, se quedó allí y vio que la comida quedaba servida delante de
su padre y él no comía. Ella empezó a llorar. Al ver esto, su padre le dijo: ‘¿Por
qué lloras, hija mía? ¿Tu crees que el abstenerme de comer me quita fuerzas?’
En ese momento se paró Rabi Shalom Iosef, tomó una silla grande y pesada que
estaba en su cuarto, y la levantó con dos dedos, y la movió por todo el lugar.
Devolvió la silla a su lugar, y volvió a decirle a su hija: ‘Tienes que
saber, hija mía, que si una persona le da a su alma todo lo que ella necesita, esa
persona puede ser fuerte incluso sin comer’.
Este
breve relato, nos habla de una persona extraordinaria, que podía mantenerse
fuerte comiendo menos de los que es aconsejable. No es algo que todos podamos
realizar. En nuestra época, mucha gente vive con lo justo y necesario (e
incluso menos). Bueno sería, que a nadie le falte el pan con dignidad, y que
todos podamos ocuparnos con la panza llena de también buscar cómo llenar
nuestro espíritu y nuestra vida familiar.
Para
los que tenemos para satisfacer nuestras necesidades físicas básicas, que podamos
abrevar de nuestra tradición milenaria, que corre en ríos de abundancia y que
nos pide satisfacer nuestro espíritu con su riqueza.
Para
todos, que se cumpla el pedido que hacemos al final del Birkat Ha-Mazon (Bendición
para después de las comidas): “Oh Dios misericordioso permítenos ganarnos
la vida con dignidad” HaRajaman Hu iefarneseinu be-javod.
¡SHABAT
SHALOM PARA TODOS!
Rabino
Meir Szames