Esta parashá, seguirá marcando un
camino hacia actitudes negativas que acostumbramos a tener los seres humanos.
En semanas anteriores hemos visto la maledicencia –lashón ha-rá-, en Behaalotejá; el pesimismo llevado al extremo, en
Shlaj Lejá. En Parashat Koraj nos encontramos con un grupo de personas
dispuestas a llevar sus ambiciones al máximo de la escala, sin importar si con
ello llevaban a todos a un mal camino.
La intención de Koraj y sus
seguidores era clara: ellos querían sacar a Aaron en primera instancia, y luego
a Moshé, de sus puestos, y tomarlos para ellos. No importaba si eran elegidos
por Dios, respetados por el pueblo, etc. Ellos acusaban a Moshé, ejemplo de
humildad, de pretender enaltecerse sobre el resto del Pueblo de Israel.
Finalmente, Moshé se hizo a un lado, y la Torá nos relata como Dios no validó el reclamo de
Koraj, y fue tragado por la tierra (Bemidbar 16:31-33).
Esta actitud, quedará signada por
nuestra Tradición Oral, que nos dice: “Toda
controversia entablada en nombre del Cielo –‘leshem Shamaim’- (justicia,
verdad, etc.), logrará resultados permanentes, mas aquella que no lo es,
terminará en fracaso. Las controversias entre Hilel y Shamai son el prototipo
de la controversia en nombre del Cielo, mientras que la de Koraj y sus
seguidores es la opuesta.” (Pirkei Avot 5:17)
Hilel y Shamai son dos de los más
grandes Sabios de nuestra Tradición Oral, el Talmud.
Ellos dos, diferían habitualmente
en sus opiniones legales, llevando a cabo discusiones por cada tema que se
presentaba. Mayoritariamente, la ley (Halajá) se establecía según la opinión de
Hilel, ya que el siempre pensaba en la disposición menos gravosa para el
pueblo.
En
nuestros días, hablar de 'discusión' y 'pelea' es hablar de sinónimos. Si
alguien tiene intenciones de discutir conmigo, me odia, quiere pelearme, y
evidentemente está equivocado.
El
dueño de la 'verdad' soy yo. Asunto terminado.
Pero
alguna vez la cosa fue distinta.
Hilel
y Shamai, así como sus alumnos y seguidores, DISCUTÍAN a 'cara de perro' cada
letra, cada punto, cada expresión y cada aplicación de la Torá. Y así fueron
formando la Halajá. Traducida generalmente como "Ley judía", pero que
significa CAMINO.
En
la Mishná (tratado de Iebamot 1:4) dice: “…
a pesar de que unos permiten lo que otros prohíben y de que otros declaran inhábil
lo que otros declaran hábil, la escuela de Shamai no impide que se tomen en
casamiento mujeres pertenecientes a la escuela de Hilel ni la escuela de Hilel
a las de Shamai. Respecto a las cosas puras e impuras que unos declaran puras y
otros impuras, no impiden que se usen como puras, apoyándose los unos en los
otros.”
Hilel
y Shamai, y sus seguidores, aceptaban que el otro podía tener un punto de vista
distinto sobre algún aspecto de la vida. Y respetaban la opinión ajena. Es más,
en ocasiones, se conducían según la opinión del otro, al entender que era igual
de válida que la suya.
Así
lo demuestra esta fuente de Iebamot, antes citada, donde lo más preciado, los
hijos, seguían el ejemplo de los mayores y formaban familias juntos.
Que
podamos encontrar el camino de la bendición y el respeto, haciendo honor a una
tradición varias veces milenaria que nos pide ser sus continuadores, haciéndonos
eco de aquellas discusiones que enriquecen nuestra vida como sociedad y como
pueblo.
¡SHABAT SHALOM UMEVORAJ!
Meir Szames