Shemot
(Éxodo) 21:1 - 24: 18
“Y
éstas son las leyes que habrás de exponer ante ellos” (21.1). Ve-ele
ha-Mishpatim… Así comienza la parashá de ésta semana. Una parashá hermosa,
repleta de cosas para hacer, contando con la mayor cantidad de mitzvot de todo
el libro de Shemot: 53. Es, a su vez, la continuación del relato de lo
que ocurre en el Monte Sinaí, ya que, como explica Rashi, cuando al principio
la parashá dice "Ve-ele" ‘y éstas’ viene a enseñarnos
que, como los Diez Mandamientos son entregados en Sinaí, también todas
"estas leyes" de Parashat Mishpatim son entregadas en Sinaí. Estas
leyes incluyen muchas de las normas del derecho civil y penal del judaísmo:
Esclavitud, el Shabat, responsabilidad, el robo, préstamos, fraude, idolatría,
ofrendas a Dios, el falso testimonio, piedad hacia los animales, año de shmitá,
festividades, sólo por citar algunas temáticas que nos ofrece ésta sección de la Torá. Todas ellas son también
reveladas por Dios en Sinaí. Luego, la tradición oral (Mishná, Talmud, Halajá)
reglamentará la aplicación genérica de las leyes.
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La
oreja: En el versículo siguiente, la primera ley que aparece, nos expone a un
tema que a la lectura rápida llama la atención y es complejo: el esclavo
hebreo. Leemos en el versículo 2 “Cuando comprares un esclavo hebreo…”
¡¿Cómo?! ¿Esclavo hebreo? Veníamos leyendo del final de la esclavitud en
Egipto; del cruce del mar y la libertad física; de los Diez Mandamientos; y de
repente, un esclavo hebreo. Difícil imaginar la situación y los motivos que
llevan a la Torá
a seguir éste orden de ideas. El posible motivo que nos da Rashi para ésta
situación es, basado en el midrash, que la persona sea comprada de manos del
tribunal (Beit Din) que lo vende a causa de un robo que ha cometido. Como lo
detalla el texto de la Torá ,
ésta situación duraba como máximo seis años, ya que en el séptimo año saldría
en libertad. (Hay otros motivos posibles de que una persona caiga en esa
situación, los cuales son detallados en la Torá y el Talmud).
Ahora,
estas reglas sobre el “esclavo” no nos dejan de sorprender. Pocos versículos
después nos dice la Torá :
“5. Mas si decir dijere el esclavo: Amo a mi señor, a mi mujer y a mis
hijos, no quiero salir libre. 6. Lo acercará su señor hasta los jueces,
y lo acercará a la puerta o a la jamba, y perforará su señor su oreja
con la lezna y lo servirá, por siempre”.
Existía
la posibilidad de que el esclavo llegase a estar cómodo y bien tratado por su
amo y quisiera quedarse con él “por siempre” (Quiere decir hasta el año del יובל
"Iovel" -jubileo-, trabajar hasta el "Iovel" no quiere
decir trabajar 50 años, sino hasta la llegada del "Iovel", que
ocurría cada 50 años). En ese caso, como lo relata el versículo citado, el amo
tenía que presentarse ante una corte. Esta escuchaba la declaración insistente
del esclavo y procedía a perforar su oreja. Al menos a mí, me resulta muy
fuerte la imagen
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Escucharemos:
Al final de la parashá, aparece un texto muy conocido que dice: “24:7. Tomó
Moshé el libro del Pacto y lo leyó a oídos del pueblo. Ellos dijeron: Todo lo
que ha dicho Adonai haremos y aceptaremos (literal haremos y oiremos)”. El
famoso “Naasé ve-Nishmá”. La aceptación por parte del pueblo de Israel
de toda la Torá. Una
vez que son entregados los Diez Mandamientos, una vez que se explican todas y
cada una de las implicancias de la
Ley , las mitzvot y sus particularidades, la Torá es escuchada y aceptada.
Es hora de ponerse en acción.
Lo
llamativo es que la forma de aceptar que manifiesta el pueblo es escuchando.
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La
libertad: El primero de los Diez Mandamientos dice: “Yo soy Adonai, tu
Dios, que te he sacado de la tierra de Egipto, de la casa de servidumbre”. Adonai
se presenta a sí mismo como el Dios de la libertad. Dios saca al pueblo
de Israel de la esclavitud, para que no sirvan más a otras personas ni a falsas
deidades, y se dediquen a servirlo a Él.
La
persona cae en condición de esclavo, por no oír. Se podría decir que no escucha
los mandamientos, cuando le dicen que no debe robar, cuando Dios le dice: no
tengas otros dioses.
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Hoy
por hoy: En nuestros días, la esclavitud tiene plena vigencia y,
según mi humilde visión, tiene dos formas:
1)
Es la esclavitud a la que cada de uno de nosotros se somete por voluntad propia.
Sin necesidad de un faraón o de alguien que nos pegue con un látigo, nos
sometemos a la esclavitud de la rutina, del dinero, del trabajo, de la desidia,
del “no te metas”, etc. Es lamentable, pero es lo que cada uno de nosotros
elige.
2)
La más grave y humillante hacia el género humano: aún en éste posmoderno siglo
21 hay personas que son sometidas por “faraones” modernos a los mayores vejámenes
y trabajos forzados, ya sea en una fábrica hacinados o en un cuartito, por
ejemplo. Hasta tienen nombres propios estos asuntos: Trabajo esclavo, trata de
personas, por citar algunos de los tantos nombres que recibe la esclavitud en
ésta época del mundo. Esto, no lo elige nadie por propia voluntad.
Será
el trabajo de cada uno de nosotros el re-aprender:
A
escuchar. A escuchar a un ser
querido que intenta aconsejarnos.
A
oír esa voz milenaria de nuestra Tradición que todos los días llega hasta vos.
El reclamo de cada uno de los Profetas del TaNaJ que pide por una sociedad más
justa y un mundo mejor. Estar atentos para no caer y no ser cómplices mudos de
las injusticias. No caer esclavos del silencio, de la paralización y del miedo.
A
saber valorar lo que tenemos. Como decimos cada mañana en Shajarit: “Baruj Atá
Adonai Eloheinu Melej HaOlam she-asani Ben Jorín”, Bendito Eres Tú Adonai, Dios
Nuestro, Rey del Universo, que me haces libre. No permitamos que ésta Brajá
(bendición) sea en vano. Hagamos de esas palabras una realidad. Para nosotros
mismos y para todos.
SHABAT
SHALOM UMEVORAJ
Meir
Szames
Éstas
palabras de Torá están dedicadas a la bendita memoria de Margot Kofman de
Schvetz (Margalit Tikva Bat Jaim Z”L), quien en vida luchara fervientemente
contra las modernas formas de esclavitud y maltrato, y que su luz sigue iluminándonos
a siete años de su partida física de éste mundo. ת.נ.צ.ב.ה.