Hoy
son 5 años que llegué a Buenos Aires de mi Corrientes natal en busca de un
camino que me ha traído muchas alegrías. Y que promete más.
Y
esta mañana, mientras estudiaba Talmud con mi Rab, me acordé de algo que me
enseñaron en aquel lejano Schule correntino (o quizás me lo enseñó mi Mamá... O
quizás ambos): "si encontrás algo tirado por ahí, tenés que preguntar
tres veces '¿De quién es?'. Si nadie responde que es suyo, solo así te lo podes
quedar".
¿Qué
estudiamos esta mañana en el Talmud con mi Rab? La mishná de Baba Metzia 21a
que dice: “¿Qué objetos hallados se hacen propiedad inmediata del que los
encuentra y cuáles otros deben pregonarse?” Si uno encuentra un objeto
(frutas o monedas, por ejemplo), tirados en la vía pública, se presuponen que
son cosas “Hefker[1]”, es decir, sin
dueño. Si tenían un dueño, a este ex dueño ya no le interesan. Ha realizado “Ieush[2]”, vale decir, ha
abandonado su voluntad de ser dueño de esta cosa.
Ok.
¿Qué tiene que ver esto con Purim? A ver.
Purim,
según mi humilde modo de ver, podría ser llamada la "Fiesta de la Identidad ". Así
como Pesaj es la Fiesta
de la Libertad ,
Purim festeja la identidad. Una identidad que sale afuera, que se manifiesta en
el momento clave para seguir siendo lo que realmente somos.
Y
en este Purim, podríamos pensar, por qué deberíamos escondernos. Y
sí, hay judíos que se esconden. Niegan lo que son. Abandonan su identidad con
una facilidad y ligereza que sorprende.
Como
en la mishná mencionada más arriba: Deciden hacer Ieush de su identidad
judía, la dejan abandonada, y esta identidad pasa a ser un Hefker, una
cosa de nadie.
Dos
posibilidades:
-Nadie
recoge eso que quedó tirado, se pierde para siempre.
-Otro
recoge aquel bien abandonado, lo hace suyo, lo posee, y ya no hay derecho a
reclamo.
El
ex dueño lo dejó abandonado, y por más que llore y patalee, no hay derecho a
reclamo alguno.
Eso
que era suyo ya no le pertenece.
Una
tercera opción: Escuchar este grito de tu identidad. Ese “pregón” que
anuncia que hay algo que es tuyo y que te está esperando a que lo busques.
Queridos
amigos: La identidad judía es de cada uno de los judíos que poblamos este
mundo.
No
de un grupo superior, ni un grupo privilegiado. Pero si decidimos abandonar
nuestra identidad, dejamos no sólo de ser judíos, sino que si un día decidimos
volver a reconectarnos con lo "judío", es probable que la cosa ya no
se parezca en nada a lo que habíamos dejado. El nuevo dueño hizo, con mejor o
peor criterio, lo que le pareció mejor.
Por
eso, les propongo en este Purim, comprometerse a pleno con nuestra identidad.
Una tradición milenaria, inmutable en el sentimiento, y en total movimiento en
el pensamiento, prácticas y acciones.
¿Tu
ser judío es tu orgullo? Actúa en consecuencia.
Eso
que aprendiste alguna vez te sirve. Siempre.
Ahora
sí.
Durante
el día de mañana a ayunar: Tzom Kal.
Y
a la noche recibir con cariño y amor el abrazo de tu identidad que te pide
salir a festejar.
¡Purim Sameaj!
Meir Szames