“Volvió
Itzjak y cavó los pozos de agua – que habían cavado en los días de Abraham, su
padre – y que habían obstruido los pelishtim, después de la muerte de Abraham y
él les asignó nombres, los mismos nombres que les había asignado su padre.”
(Bereshit 26:18).
Promediamos
el libro de Bereshit (Génesis), y nos encontramos un relato tras otro. Elijo
centrarme en este relato, para resaltar la figura de nuestro patriaca Itzjak,
de quien muchas veces se dice que no tiene los méritos de su padre, ni llegará
a los logros de su hijo.
Abraham
Avinu es el primero en desligarse de las ataduras de la idolatría, eligiendo y
siendo elegido para ser estandarte del mensaje divino.
Iaacov
Avinu, nieto de Abraham, será el padre de Israel, siendo que de sus hijos
vendrán las doce tribus.
Itzjak,
que hace dos parashiot fue atado al altar, hoy enfrenta todo tipo de
vicisitudes: Hambrunas, trato con reyes extranjeros, destierros, nuevos caminos
y nuevas oportunidades.
Los
méritos de Abraham para ser llamado “Avinu” - nuestro patriarca, son sobrados.
Y entonces viene la pregunta, Itzjak… ¿Cuáles son sus méritos?
Volvamos
al versículo que encabeza este escrito, y analicemos que nos dice.
“Volvió
Itzjak”: Volvió por el mismo camino y a los mismos lugares que lo hiciera
su padre.
“y cavó los pozos de agua”: El agua,
fuente de vida. Donde encontramos agua la vida es posible y puede continuar.
“y
que habían obstruido los pelishtim, después de la muerte de Abraham”: Siendo
su padre el que había encontrado esa agua, y se había ocupado de cavar y
mantener esos pozos.
“y él les asignó nombres”: De
este modo haciendo propias estas fuentes, y responsabilizándose de su
mantenimiento y nutriéndose de ellas.
“los
mismos nombres que les había asignado su padre”: ¿Casualidad? ¿Causalidad?
¿Qué
pretendo mostrarnos con esto?
Nuestra
Torá, en muchas ocasiones, es comparada con el agua. Según nuestras fuentes,
sin beber agua, no puede vivir el ser humano más de tres días.
Nosotros,
concientemente o no, recorremos un camino día a día. Muchas veces podemos estar
pasando por el mismo lugar que pasaron nuestros anteriores, sin siquiera darnos
cuenta.
¿Cómo
sabía Itzjak el nombre que su padre le había dado a los pozos? Esto no puede
ser casualidad. Abraham, imaginemos, le enseñó a su hijo por cual camino debía
ir, que pozos le pertenecían, de cuales beber y como llamarlos e
identificarlos.
Los
hijos, nuestra descendencia, nuestra continuidad. Imaginamos para ellos tantas
cosas, les soñamos tantos sueños anticipadamente.
¿Qué
les damos para lograrlo? ¿Habrá que imponerles nuestras convicciones? ¿O
simplemente habrá que nutrirnos nosotros de esa “agua” y enseñarles cual agua
hay que beber para que ellos elijan luego?
¿Qué
hacemos con tantos interrogantes? ¿Poseemos las respuestas? Quizás no. Pero
tenemos muchas preguntas. Hay un camino recorrido por nuestros anteriores,
donde cada uno de nosotros sabe bien cuales son las fuentes de donde se puede
beber.
¿Será
que nosotros, como Itzjak, tendremos la fortaleza para volver a esas fuentes,
nutrirnos en sus manantiales y volver a elegir nuestro camino?
Entiendo
eso como un gran mérito de Itzjak Avinu. Ser fuerte para superar, seguir y
recuperar lo que es de él. Seamos fuertes también nosotros para recuperar y
volver a elegir lo que es nuestro, la tradición milenaria de nuestro pueblo.
SHABAT SHALOM UMEVORAJ!
Meir Szames
Seminarista
“Así como el agua va cayendo
de a gotitas, y esas gotitas se convierten en ríos, así es la Torá , el ser humano va
estudiando dos cositas por aquí, dos cositas por allá, y se hace un fuerte río
que fluye”
Shir Hashirim Rabá
ומה מים יורדין טיפין
טיפין ונעשית נחלים נחלים כך תורה אדם למד ב' הלכות היום וב' למחר עד שנעשה כנחל
נובע
שיר השירים
רבה (וילנא) פרשה א