26.1.17

UN MIDRASH POR SEMANA - Parashat Vaerá

                                                                                     בס'ד
 EL MIDRASH

Ve-hashlej lifnei Paró iehí le-tanín...
            “…toma tu vara y arrójala delante de Paró, se convertirá en serpiente” (Shemot-Éxodo 7:9).

            Es enseñado en el Talmud (Brajot 30b): ‘El que está rezando la amidá, incluso si el rey lo saluda no debe responderle, incluso si tiene una serpiente enroscada sobre su pierna no debe interrumpir su tefilá’. ¿Qué vieron los sabios para comparar el enrosque de una serpiente con el reino de Mitzraim (Egipto)? Dijo Rabi Shimon Ben Pazi: Es aquello que dice el versículo en Irmiahu-Jeremías 46:22 “Una voz emite como de serpiente que silba…”, así como la serpiente silba antes de su ataque y luego mata, así el reino (el de Mitzraim o cualquier otro) ‘silba y mata’, ya que el reino primero te detiene, luego te acusa y finalmente te mata.
            Otra opinión: ¿Qué vio Dios para comparar el reino de Mitzraim con la serpiente? Así como la serpiente se tuerce, así también el reino egipcio tuerce sus caminos, por esto dijo el Kadosh Baruj Hu a Moshé: Así como la serpiente se tuerce, así también el faraón se tuerce; cuando venga a retorcerse, tergiversar y curvar su modo de actuar hacia ustedes, dile a Aharon que tome la vara frente a él, demostrando y sugiriéndole ‘con esta vara serás castigado’ (Midrash Shemot Rabá 9:3).

EXPLICACION
            Avanzando en Sefer Shemot, vamos encontrando opiniones dentro del midrash de lo que significa Egipto.
            Inicia el midrash con un versículo donde Dios le ordena a Moshé y a Aharon, que cuando el faraón les pida la realización de algún portento o una prueba de que lo que dicen es cierto (que vienen en nombre de Ado-nai a liberar a los hebreos), la respuesta será que Aharon tome su vara y la arroje delante de Paró. La vara se convertiría en serpiente. Este es un pasaje conocido de la Torá.
            Se nos dice una halajá sobre cuál debe ser la concentración al momento de hacer Tefilá, el rezo que se realiza de modo silencioso, que no debiéramos interrumpir aunque un destacado personaje entrara al lugar, ni siquiera ante un peligro tan grande como el inminente ataque de una serpiente.
            ¿Por qué se comparan un rey con una serpiente? Ya sea el faraón o cualquier otro, parece haber un mensaje detrás de las palabras que se están usando en esta descripción. En el momento de la tefilá, donde nos concentramos en nuestros rezos y pedidos, susurramos, hablamos con voz muy bajita, de modo que apenas nos oímos nosotros, ya que Dios no necesita que gritemos para oírnos. Hacemos tefilá y buscamos, idealmente, mejorarnos a nosotros mismos, sacar nuestros mejores pensamientos y sentimientos. Todo esto es comparado con el otro “susurro”, que describe el midrash como el que silba la serpiente antes de atacar.
            Nuestros mitzarim, Egiptos que cada uno de nosotros tiene, nos susurran, parecen dulces, y quieren confundirse con nuestras tefilot. Así el Egipto personal de cada uno parece querer enroscarse sobre nosotros, susurrando, dulcemente, pero falsamente, como un rey falso que quiere atraparnos y oprimirnos, como una serpiente que parece tranquila, pero nos va a atacar en breves instantes.
            Angustia pensar que muchas veces caemos en sus susurros, pero ¿Cómo nos enfrentamos a situaciones que, muchas veces, nosotros mismos provocamos? Otras veces los Egiptos vienen de afuera, pero nosotros vemos como se enroscan a nuestra pierna, y no reaccionamos a tiempo. La respuesta parece estar contenida en la segunda parte del midrash: Cuando este mitzraim, representado por su faraón, viene a querer probarnos, habrá que mostrarse seguro y firme, vara en mano, haciéndole entender que nosotros mismos tenemos con qué defendernos. Nosotros tenemos que estar seguros de que podemos. Esa seguridad y firmeza en nosotros mismos, que tenemos que alimentar en el amor de nuestras familias y amigos, en nuestras pertenencias espirituales, es la que tendrá que salir a relucir cuando venga el ‘faraón’ a exigir pruebas, nosotros tenemos con qué enfrentar esas situaciones. El comienzo de nuestra liberación, comenzará en esa seguridad.

SHABAT SHALOM UMEVORAJ
Rab Meir Szames


19.1.17

UN MIDRASH POR SEMANA - Parashat Shemot

                                                                                                                                               בס'ד
 EL MIDRASH

Moshé haiá rohé...
            “Moshé era pastor
            En cuanto a Moshé, pastoreaba las ovejas de Itro, su suegro, sacerdote de Midian. El condujo a las ovejas en pos de pasturas. Y llegó hasta el Monte de Elo-him: a Joreb” (Shemot-Éxodo 3:1).
            Así está escrito Tehilim – Salmos 11:4: “Ado-nai en su Templo Santo, Ado-nai, su trono está en los cielos; ven sus ojos el mundo, sus párpados juzgan a los seres humanos”.
            … ¿A quién en particular juzga? Al tzadik (justo), cómo dice en el versículo siguiente de Tehilim (11:5) “Ado-nai juzgará al justo”.
            ¿Y de qué modo lo pone a prueba? Cuando pastorea un rebaño.
            A David lo puso a prueba y supo que era un excelente pastor, así dice en Tehilim 78:70 “Y eligió a David su servidor, lo tomó de los cuidados del rebaño” … David hacía lo siguiente: sacaba primero a pastar a los animales más pequeños, para que puedan comer el pastaje más tierno. Luego sacaba al ganado más anciano para que se alimentes de los pastos intermedios. Y por último al ganado más fuerte para que se alimenten de los pastos más duros. Al ver esto, el Kadosh Baruj Hu dijo: Aquél que sabe pastorear el rebaño cada persona según su fuerza, va a ser quien va a venir y tener a cargo pastorear a mi pueblo, y “le trajo de detrás de las ovejas, para pastorear a su pueblo Iaacov, y a Israel, su heredad” (Tehilim 78:71).
            Así también, Dios probó a Moshé a través del rebaño de ovejas, como cuentan nuestros Maestros: Cuando se encontraba Moshé Rabeinu, la paz sea con él, pastoreando el rebaño de su suegro Itró en el desierto, se escapó un cabrito, y corrió tras de él hasta que llegó a un lugar cubierto de arbustos y sombra, cuando llegó a este lugar, encontró una fuente de agua y se detuvo el cabrito a beber agua. Al llegar Moshé a su lado dijo: ‘Yo no sabía que estabas corriendo en busca de agua para calmar tu sed. ¡Estás cansado!’. Subió al cabrito sobre sus hombros y lo llevó de este modo de regreso junto al resto del rebaño. Le dijo el Kadosh Baruj Hu: Tu tienes misericordia para conducir de este modo al rebaño de una persona de carne y hueso, ¡Por tu vida! Tu conducirás a Mi rebaño Israel, por esto dice el versículo “Moshé era pastor” (Midrash Shemot Rabá 2:2).

EXPLICACION
            Comenzamos a transitar el segundo libro de la Torá, Sefer Shemot. Su contenido principal rondará acerca de la salida del pueblo de Israel de la esclavitud de Egipto y la entrega de la Torá en el monte Sinaí.
            El midrash que estudiamos esta semana, nos hablará de una característica de Moshé Rabeinu, nuestro maestro, para que merezca ser quien transmita la Voluntad Divina y conduzca al pueblo de Israel.
            Tanto así, que en los versículos siguientes al que nos describe a Moshé pastoreando las ovejas de su suegro, aparece el relato de la zarza ardiente, “Se le apareció el Enviado de Ado-nai a él, en el corazón de un fuego, en medio de la zarza. Vio él y he aquí que la zarza ardía en fuego, mas la zarza no se consumía” (3:2). Creo que esta sucesión en los versículos, es lo que hace que nuestros Sabios expliquen que motivó a Dios a aparecerse en ese momento a Moshé a través de algo tan simple y maravilloso como la zarza ardiente. Un arbusto simple, que podría haber sido un arbusto más de los dispersos en el enorme desierto.
            Y se nos describe con absoluta simpleza una característica que comparten tanto el Rey David como Moshé: El ocuparse de todos en el rebaño, de los pequeños, de los medianos y grandes, de los jóvenes y ancianos, de los que van con el rebaño y los que se corren de sus caminos.
            Moshé tiene la sensibilidad de correr detrás de un cabrito que se escapa, y al llegar al lugar donde se encuentra, nota el motivo de su escape: tenía sed.
            Esta sensibilidad es la que permite a Dios elegir al líder de su rebaño, de su pueblo.

            En nuestros días, donde muchos parecen correrse y escaparse de los caminos de nuestro “rebaño”, se nos pedirá tener la sensibilidad de entender qué los hace querer escaparse, y buscar el modo de apaciguarlos, calmar su sed y hacerlos volver al camino de su pueblo.
            Nos tocará ser responsables por la parte de rebaño que esté a nuestro cargo, nuestros hijos, nuestras familias, nuestras comunidades y/o nuestras sociedades y darle a cada uno lo que necesita según sus características personales.
            Darles de beber de las aguas frescas y vivientes de nuestra Tradición, y traerlos de regreso con el rebaño.

SHABAT SHALOM UMEVORAJ

Rab Meir Szames

12.1.17

UN MIDRASH POR SEMANA - Parashat Vaiejí

                                                                                                                             בס'ד
 Vaikrá li-bnó, le-Iosef...
            “Y llamó a su hijo, a Iosef…”
            Dice el versículo completo: “Se acercaron los días de Israel (Iaacov) para morir y llamó a su hijo — a Iosef— y le dijo: Si ahora he hallado gracia en tus ojos, pon ahora tu mano bajo mi muslo y habrás de hacer para conmigo bondad y verdad: No me sepultes, por favor, en Egipto.” (Bereshit-Génesis 47:29).
            ¿Por qué no llamó a Reuben? ¿O a Iehuda? Ya que Reuben era su primogénito, y Iehuda era el rey (explicación a continuación). Y así y todo, los dejó de lado y llamó a Iosef ¿Por qué nuestro patriarca Iaacov hizo esto? Porque Iosef era el que tenía el poder suficiente en sus manos para hacerlo. Por esto “Y llamó a su hijo, a Iosef...”, porque era el que mandaba.
            “No me sepultes, por favor, en Egipto” Por ti he bajado a Mitzraim (Egipto), por ti dije “Puedo morir esta vez después de ver tu rostro, pues tú vives aún” (Bereshit 46:30).
            “…habrás de hacer para conmigo bondad y verdad (jesed ve-emet)” ¿Y es que acaso existe un jesed shel sheker (bondad de mentira) que Iaacov tiene que decirle ‘jesed ve-emet’? ¿Por qué se expresa así? Esto se explica con el siguiente ejemplo: Cuando un allegado fallece, se tiene la mitzvá de acercarse a los deudos, a ayudar en lo que se necesita y, sobre todo, a portar el cajón. Pero cuando fallece un familiar, se le dice a los familiares directos que no porten el cajón. Por esto Iaacov le dice a Iosef: Si hicieras conmigo jesed después de mi muerte, sería un jesed shel emet (Midrash Bereshit Rabá 96:5).

EXPLICACION
            Los relatos familiares de Iaacov/Israel y sus hijos se cierran esta semana, junto con el primer libro de la Torá, Sefer Bereshit.
            Y se verá como Iaacov se despide de sus hijos y nietos, arregla algunos detalles para cuando ya no esté físicamente, y luego bendice a su descedencia.
            Dentro de los ‘detalles’ que intenta solucionar, está el tema sensible (luego de varios milenios sigue siendo un tema que sensibiliza, pero lo dejo para otra ocasión…) de su sepultura.
            El pedido específico es a su hijo Iosef, de que lo entierre en la tierra de Israel, junto con sus padres.
            Así el midrash se empieza a hacer algunas preguntas.
            La primera, por qué se lo pide a Iosef, siendo que podía habérselo ordenado/pedido a su primogénito Reuben, o a Iehuda, que llevaba la voz cantante entre los hermanos (y el midrash hace referencia a que en las generaciones futuras de Iehuda vendrían los reyes). El midrash parece responder: Una vez más, Iaacov Avinu, en su comportamiento práctico y natural pragmatismo, entiende que Iosef, visir, mano derecha del faraón, es quien va a tener la posibilidad material de hacerlo. Lo que él ordene, será cumplido.
            La segunda pregunta hace referencia a un término llamativo en el texto de la Torá: “…habrás de hacer para conmigo bondad y verdad (jesed ve-emet)” ¿Qué es lo que entiende Iaacov que tiene que decir que se haga con él un ‘jesed ve-emet’?
            ¿Hay acaso una falsa bondad? Lo que el midrash nos trae es un concepto que se repite en varias oportunidades en la Torá, y en toda la literatura rabínica, que es el ‘jesed shel emet’, la verdadera bondad, que es aquella que se hace hacia alguien que ya no puede devolverle el favor. El caso más clásico es darle sepultura a un fallecido, ya que él no podrá devolverle la bondad. Esta mitzvá, levaiat ha-met, acompañar al fallecido y a sus deudos, está clasificada como una de las mitzvot que tiene una recompensa eterna.
            En nuestro caso en particular, Iaacov pide a su amado hijo que haga un jesed shel emet con él, que no lo sepulte en Egipto, sino que haga todo lo posible por llevarlo a la tierra de sus ancestros, y lo entierre en Kiriat HaMajpelá (hay midrashim que explican el pedido, entendiendo que Iaacov no llevó a su esposa Rajel –madre de Iosef- a este lugar porque el dolor de la pérdida de su mujer amada se lo había hecho imposible). Por eso se acentúa en este caso que sería un jesed pedido por Iaacov a su hijo, ya que su padre no lo hizo por su amada esposa.

            Iosef no sólo tendrá la posibilidad de hacer esto desde lo físico y político, sino que tendrá que tener la fuerza de hacer lo que su padre no pudo. Superar todo y ser fuerte para seguir con la vida, cumpliendo su promesa que realiza en esta parashá.

            El mundo del estudio de la Torá y las mitzvot es complejo. Hay una cantidad ilimitada de fuentes y textos dentro de nuestra Tradición. Cuesta avanzar, cuesta entender los fundamentos y los por qué de tantas reglas y halajot que parecen no tener fin y que no alcanza esta vida para terminar de conocer y aplicar a nuestro día a día.
            Terminamos de estudiar un midrash cada semana de este primero de los cinco libros de la Torá. Cuando se termina de leer cada uno de estos libros en la sinagoga, se grita al unísono “¡Jazak jazak ve-nitzjazek”, algo así como ‘¡fuerza!¡Seamos fuertes y fortalezcámonos!’, para seguir teniendo la fuerza y la constancia de terminar un libro de la Torá e inmediatamente la semana siguiente retomar el estudio de un nuevo libro.
            Que así también sea en nuestras vidas, que siempre tengamos la fuerza para seguir creciendo y seguir disfrutando cada día.
            Como saluda mi Rab en estos shabatot, que son llamados ‘Shabat Jazak’,
SHABAT JAZAK SHALOM

Rab Meir Szames

5.1.17

UN MIDRASH POR SEMANA - Parashat Vaigash

                                                                                                                           בס'ד
Vaigash elav Iehuda...
  “Se acercó a él (a Iosef) Iehuda y dijo: Ruégote mi señor, pueda ahora hablar tu servidor una palabra a oídos de mi señor, mas no se encienda tu furor contra tu servidor; pues tú eres como Paró.” (Bereshit-Génesis 44:18).
  Está escrito en el libro de Mishlei-Proverbios (20:5): "Como aguas profundas es el consejo en el corazón de un hombre; mas el varón de entendimiento lo sacará".
  Se puede comparar este versículo con un pozo profundo, que en el fondo guarda aguas puras y frescas, y a pesar de esto, ninguna criatura puede llegar a tomar agua de este pozo. Hasta que llega una persona y ata los cabos, une una cuerda con otra cuerda, hebra por hebra, tira de ella suavemente y con paciencia, hasta que logra sacar del fondo el agua y beberla. Luego de eso, pudieron venir todos los demás y beber de esas aguas puras. Así no vaciló Iehuda, se paró delante de Iosef y le respondió asunto por asunto, hasta que pudo llegarle a su corazón. (Midrash Bereshit Rabá 93:4).

  Este midrash viene a describir la intención y la paciencia con que Iehuda se enfrenta a Iosef, en un diálogo fuerte, donde en pocos versículos se descubrirá la verdadera identidad de quien hasta ahora se presenta como un gobernante egipcio, y resulta ser su hermano.
  Iehuda habla de manera respetuosa y simple, buscando el “seter”, el sentimiento oculto en el corazón de Iosef. Ve en su comportamiento que algo oculta, y se dispone a averiguar que es.
  Como está escrito apenas un poco más adelante en esta parashá “Y no pudo Iosef contenerse ante todos los que estaban de pie cerca de él y exclamó: ¡Haced salir a toda persona de junto a mí! Y no estuvo presente nadie con él cuando se dió a conocer Iosef a sus hermanos” (Bereshit 45:1).
  Lo que comienza con palabras de respeto y entendimiento, abre el corazón de su hermano, que estaba herido por tanta desgracia familiar y años de dolor. Comienza otra historia para los hijos de Iaacov/Israel. Se renueva la vida como hermanos que devendrá en lo que hoy llamamos el Pueblo de Israel.

  Muchas veces nos pasa que guardamos nuestro sentir como si fueran “aguas profundas”, y no nos encontramos dispuestos a permitir que nuestro prójimo pueda ver que hay en el ‘fondo del pozo’.
  En ese momento, se necesitará del ‘Iehuda’, de la persona que esté dispuesta a tenernos paciencia. O ser nosotros quien tengamos paciencia para con el otro, sabiendo que habrá que tirar muy suavemente de la cuerda, acercándonos poco a poco hasta llegar a su corazón. No dar un consejo apurado, sino sopesar la situación y ser amables y pacientes.
  Si así logramos actuar, podremos encontrar el sentimiento puro y hermoso que hay en el corazón de nuestros hermanos.
  Para cerrar la idea, traigo una línea del poema de Moshé Even Ezra que dice “Las palabras que salen del corazón, entran al corazón” (Shirat Israel, 70:156). Y dice sobre esto el Rebe Menajem Mendel de Kotzk, “Las palabras que salen del corazón, entran al corazón”, también al corazón del cual salieron aquellas palabras. Por esta línea está nuestro desafío, hablar de corazón hará bien a los demás y nos hará bien a nosotros.

SHABAT SHALOM UMEVORAJ
Rab Meir Szames