Vaigash elav Iehuda...
“Se acercó a él (a Iosef) Iehuda y dijo: Ruégote mi señor, pueda ahora hablar tu servidor una palabra a oídos de mi señor, mas no se encienda tu furor contra tu servidor; pues tú eres como Paró.” (Bereshit-Génesis 44:18).
Está escrito en el libro de Mishlei-Proverbios (20:5): "Como aguas profundas es el consejo en el corazón de un hombre; mas el varón de entendimiento lo sacará".
Se puede comparar este versículo con un pozo profundo, que en el fondo guarda aguas puras y frescas, y a pesar de esto, ninguna criatura puede llegar a tomar agua de este pozo. Hasta que llega una persona y ata los cabos, une una cuerda con otra cuerda, hebra por hebra, tira de ella suavemente y con paciencia, hasta que logra sacar del fondo el agua y beberla. Luego de eso, pudieron venir todos los demás y beber de esas aguas puras. Así no vaciló Iehuda, se paró delante de Iosef y le respondió asunto por asunto, hasta que pudo llegarle a su corazón. (Midrash Bereshit Rabá 93:4).
Este midrash viene a describir la intención y la paciencia con que Iehuda se enfrenta a Iosef, en un diálogo fuerte, donde en pocos versículos se descubrirá la verdadera identidad de quien hasta ahora se presenta como un gobernante egipcio, y resulta ser su hermano.
Iehuda habla de manera respetuosa y simple, buscando el “seter”, el sentimiento oculto en el corazón de Iosef. Ve en su comportamiento que algo oculta, y se dispone a averiguar que es.
Como está escrito apenas un poco más adelante en esta parashá “Y no pudo Iosef contenerse ante todos los que estaban de pie cerca de él y exclamó: ¡Haced salir a toda persona de junto a mí! Y no estuvo presente nadie con él cuando se dió a conocer Iosef a sus hermanos” (Bereshit 45:1).
Lo que comienza con palabras de respeto y entendimiento, abre el corazón de su hermano, que estaba herido por tanta desgracia familiar y años de dolor. Comienza otra historia para los hijos de Iaacov/Israel. Se renueva la vida como hermanos que devendrá en lo que hoy llamamos el Pueblo de Israel.
Muchas veces nos pasa que guardamos nuestro sentir como si fueran “aguas profundas”, y no nos encontramos dispuestos a permitir que nuestro prójimo pueda ver que hay en el ‘fondo del pozo’.
En ese momento, se necesitará del ‘Iehuda’, de la persona que esté dispuesta a tenernos paciencia. O ser nosotros quien tengamos paciencia para con el otro, sabiendo que habrá que tirar muy suavemente de la cuerda, acercándonos poco a poco hasta llegar a su corazón. No dar un consejo apurado, sino sopesar la situación y ser amables y pacientes.
Si así logramos actuar, podremos encontrar el sentimiento puro y hermoso que hay en el corazón de nuestros hermanos.
Para cerrar la idea, traigo una línea del poema de Moshé Even Ezra que dice “Las palabras que salen del corazón, entran al corazón” (Shirat Israel, 70:156). Y dice sobre esto el Rebe Menajem Mendel de Kotzk, “Las palabras que salen del corazón, entran al corazón”, también al corazón del cual salieron aquellas palabras. Por esta línea está nuestro desafío, hablar de corazón hará bien a los demás y nos hará bien a nosotros.
SHABAT SHALOM UMEVORAJ
Rab Meir Szames
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