19.1.17

UN MIDRASH POR SEMANA - Parashat Shemot

                                                                                                                                               בס'ד
 EL MIDRASH

Moshé haiá rohé...
            “Moshé era pastor
            En cuanto a Moshé, pastoreaba las ovejas de Itro, su suegro, sacerdote de Midian. El condujo a las ovejas en pos de pasturas. Y llegó hasta el Monte de Elo-him: a Joreb” (Shemot-Éxodo 3:1).
            Así está escrito Tehilim – Salmos 11:4: “Ado-nai en su Templo Santo, Ado-nai, su trono está en los cielos; ven sus ojos el mundo, sus párpados juzgan a los seres humanos”.
            … ¿A quién en particular juzga? Al tzadik (justo), cómo dice en el versículo siguiente de Tehilim (11:5) “Ado-nai juzgará al justo”.
            ¿Y de qué modo lo pone a prueba? Cuando pastorea un rebaño.
            A David lo puso a prueba y supo que era un excelente pastor, así dice en Tehilim 78:70 “Y eligió a David su servidor, lo tomó de los cuidados del rebaño” … David hacía lo siguiente: sacaba primero a pastar a los animales más pequeños, para que puedan comer el pastaje más tierno. Luego sacaba al ganado más anciano para que se alimentes de los pastos intermedios. Y por último al ganado más fuerte para que se alimenten de los pastos más duros. Al ver esto, el Kadosh Baruj Hu dijo: Aquél que sabe pastorear el rebaño cada persona según su fuerza, va a ser quien va a venir y tener a cargo pastorear a mi pueblo, y “le trajo de detrás de las ovejas, para pastorear a su pueblo Iaacov, y a Israel, su heredad” (Tehilim 78:71).
            Así también, Dios probó a Moshé a través del rebaño de ovejas, como cuentan nuestros Maestros: Cuando se encontraba Moshé Rabeinu, la paz sea con él, pastoreando el rebaño de su suegro Itró en el desierto, se escapó un cabrito, y corrió tras de él hasta que llegó a un lugar cubierto de arbustos y sombra, cuando llegó a este lugar, encontró una fuente de agua y se detuvo el cabrito a beber agua. Al llegar Moshé a su lado dijo: ‘Yo no sabía que estabas corriendo en busca de agua para calmar tu sed. ¡Estás cansado!’. Subió al cabrito sobre sus hombros y lo llevó de este modo de regreso junto al resto del rebaño. Le dijo el Kadosh Baruj Hu: Tu tienes misericordia para conducir de este modo al rebaño de una persona de carne y hueso, ¡Por tu vida! Tu conducirás a Mi rebaño Israel, por esto dice el versículo “Moshé era pastor” (Midrash Shemot Rabá 2:2).

EXPLICACION
            Comenzamos a transitar el segundo libro de la Torá, Sefer Shemot. Su contenido principal rondará acerca de la salida del pueblo de Israel de la esclavitud de Egipto y la entrega de la Torá en el monte Sinaí.
            El midrash que estudiamos esta semana, nos hablará de una característica de Moshé Rabeinu, nuestro maestro, para que merezca ser quien transmita la Voluntad Divina y conduzca al pueblo de Israel.
            Tanto así, que en los versículos siguientes al que nos describe a Moshé pastoreando las ovejas de su suegro, aparece el relato de la zarza ardiente, “Se le apareció el Enviado de Ado-nai a él, en el corazón de un fuego, en medio de la zarza. Vio él y he aquí que la zarza ardía en fuego, mas la zarza no se consumía” (3:2). Creo que esta sucesión en los versículos, es lo que hace que nuestros Sabios expliquen que motivó a Dios a aparecerse en ese momento a Moshé a través de algo tan simple y maravilloso como la zarza ardiente. Un arbusto simple, que podría haber sido un arbusto más de los dispersos en el enorme desierto.
            Y se nos describe con absoluta simpleza una característica que comparten tanto el Rey David como Moshé: El ocuparse de todos en el rebaño, de los pequeños, de los medianos y grandes, de los jóvenes y ancianos, de los que van con el rebaño y los que se corren de sus caminos.
            Moshé tiene la sensibilidad de correr detrás de un cabrito que se escapa, y al llegar al lugar donde se encuentra, nota el motivo de su escape: tenía sed.
            Esta sensibilidad es la que permite a Dios elegir al líder de su rebaño, de su pueblo.

            En nuestros días, donde muchos parecen correrse y escaparse de los caminos de nuestro “rebaño”, se nos pedirá tener la sensibilidad de entender qué los hace querer escaparse, y buscar el modo de apaciguarlos, calmar su sed y hacerlos volver al camino de su pueblo.
            Nos tocará ser responsables por la parte de rebaño que esté a nuestro cargo, nuestros hijos, nuestras familias, nuestras comunidades y/o nuestras sociedades y darle a cada uno lo que necesita según sus características personales.
            Darles de beber de las aguas frescas y vivientes de nuestra Tradición, y traerlos de regreso con el rebaño.

SHABAT SHALOM UMEVORAJ

Rab Meir Szames

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