9.3.17

UN MIDRASH POR SEMANA - Parashat Tetzave

                                                                                                                                    בס'ד
EL MIDRASH

Ve-ze ha-davar…
            “Y ésta es la cosa que habrás de hacerles, para consagrarlos, para servir ante Mí…” (Shemot - Éxodo 29:1).

            Así está escrito: “Kavod jajamim injalu - Los sabios heredarán el honor” (Mishlei-Proverbios 3:35), el kavod – honor se refiere a la Torá, así como dice al principio del libro de Divrei Ha-iamim (Crónicas): Adam, Shet, Enosh, y así todo el listado de los primeros personajes bíblicos, y no figura sobre ninguno de ellos el honor hasta que menciona a Yabetz, cómo figura en Divrei Ha-iamim Alef 4:9 “Y era Yabetz más honorable que sus hermanos…”, y el motivo de que figure sobre él que era honorable, es porque se dedicaba intensamente a la Torá, a eso se refiere el versículo “Kavod jajamim injalu”. Lo mismo ocurre con Aharón, que dice sobre él “Torat emet, Torá de verdad había en su boca” (Malají 2:6), así le dice Dios a Moshé “Habrás de hacer ropajes sacros para Aharón, tu hermano, para honor, gloria y esplendor” (Shemot 28:2), y todo esto es dado a Aharón por mérito de la Torá, a la cual se dedicaba a estudiar y difundir, este es el significado de “Kavod jajamim injalu” (Midrash Shemot Rabá 38:5).

EXPLICACION
            En esta parashá, se describe las condiciones para nombrar a los cohanim, sacerdotes. Aharon y su descendencia tienen una labor que, en la época bíblica y hasta la destrucción del Beit HaMikdash en el siglo I de la Era Común, será fundamental para el culto del Pueblo de Israel.
            Justamente, luego de la destrucción del Gran Templo de Ierushalaim, se empieza a formar la parte de la tradición del Pueblo Judío que desemboca en cómo somos hoy.
            Es interesante que nuestro midrash de esta semana, basado en versículos del Tanaj, nos describe a Aharon cómo un estudioso de la Torá, y no hace referencia a sus aptitudes y formas sacerdotales. Ya lo relacionado al altar pasa a un segundo plano, y el valor del estudio de la Torá es lo primero, es lo que da honor.
            Luego de un par de milenios, podemos dar fe que aquella destrucción del centro espiritual como lo era el Beit HaMikdash ha traído resultados inesperados. Sobre todo los enemigos de turno deben estar sorprendidos. No sólo el Pueblo de Israel no deja de apegarse al culto en su versión renovada de Tefilá y mitzvot, sino porque siempre crece la llama de la creación y recreación de nuestro pueblo (a eso le podemos llamar ‘midrash’ también). Además, creo que la gran mayoría del pueblo se siente cómodo con que las castas no tengan mayor importancia y que no se ofrezcan sacrificios de animales. Entiendo también, que hace 2000 años no era fácil entrever estos resultados (Necesitaría escribir miles de páginas para intentar explicar lo que significa el moderno Estado de Israel, principio de nuestro renacimiento y redención). Pero los sabios de cada época se las ingenian para mantener bullente el río de nuestra tradición milenaria. Teniendo en cuenta estos motivos y otros, se entiende la razón de que el midrash de esta semana haga referencia a las aptitudes como estudioso (y no como sacerdote) de Aharón.

            La importancia del estudio es simple: El estudio lleva a la práctica. Si no lleva a la práctica, al menos transforma espiritualmente. Y si ninguno de estos dos enunciados te convence, el estudio sincero y comprometido te permite encontrar la luz, para que no haga falta que otros iluminados te impongan ciegamente sus creencias.
            El honor de estudiar pasa por sentirse orgulloso de la tradición del pueblo judío, pueblo que a pesar de que está por muchos lugares, nunca abandona su fuente, su raíz, la sabiduría acumulada desde Moshé Rabeinu (quien no figura en esta parashá, que causalmente se lee siempre en la semana del 7 del mes de Adar, fecha de nacimiento y aniversario de fallecimiento de Moshé), a través de cada generación, y que llega a nosotros con todo ese recorrido, para enriquecernos la vida.
            Qué un poquito del honor de la Torá nos toque a cada uno de nosotros.

SHABAT SHALOM UMEVORAJ

Rab Meir Szames

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