Dijo
Rab Iehuda en nombre de Rab: En el momento que ascendió Moshé al cielo encontró
al Santo bendito Él ocupado en ponerle ketarim (coronitas) a las letras
de la Torá. Le
dijo Moshé: Señor del Mundo, ¿Quién obliga a que tengas que entregar la Torá con todos estos
‘adornitos’? Le dijo: hay un hombre, que
vendrá luego de varias generaciones, Akiva ben Iosef es su nombre, que en el
futuro va a lograr explicaciones de cada
una de la coronitas. Le dijo Moshé: Ribonó shel Olam, muéstramelo. Sucedió que
Moshé estaba sentado al final de las ocho filas de estudiantes, y no entendía
lo que decían en esa clase. Moshé se puso mal. En cierto asunto queEs Halajá (ley) que Moshé recibió y enseñó en el
Sinaí –Halajá leMoshé miSinaí” y Moshé se sintió mejor. Al regresar Moshé
frente al Kadosh Baruj Hú y le dijo: Ribonó shel Olam, tenés un hombre así y
¡vos pones la Torá
en mis manos! Le dijo Dios: ¡Calla!, ese es mi deseo (lit: ese es mi
pensamiento). Dijo Moshé: “Ribonó shel Olam, ya me mostraste su Torá, ahora
mostrame su recompensa”. Y Moshé vio como Rabí Akiva era torturado y muerto.
Dijo Moshé: Ribonó shel Olam, ¡esa es la Torá y esa es su recompensa! Le dijo Dios:
¡Calla!, ese es mi deseo.
Talmud
Babli, Tratado Menajot 29b
No hay comentarios:
Publicar un comentario