12.5.14

Un relato sobre el orígen de Rabí Akiva

se acerca Lag BaOmer (sábado a la noche)
Tengo traducidos varios relatos sobre Rabí Akiva
Acá les dejo uno:

Rabí Akiva era pastor de Calba Sabúa. Vió Rajel la hija de Calba Sabúa que el era recatado y trabajador. Le dijo: ¿si me caso con vos irías al Beit HaMidrash? El respondió: sí. Se casaron en secreto. Se enteró Calba Sabúa y expulsó a su hija de su casa, y le prohibió que tenga provecho de sus bienes. Ella se fue a vivir con R’Akiva. En los días de invierno dormían en el granero, y él le colocaba paja en medio de sus cabellos. Y le decía: ojalá y si pudiera te regalaría Ierushalaim shel Zaav (una joya especial). Se les apareció Eliahu HaNaví en forma de hombre. Llamó a la puerta y les dijo: denme un poco de paja, ya que mi mujer dio a luz y no tengo sobre que recostarla. Le dijo Rabí Akiva a su mujer: mira a este hombre, ni siquiera paja tiene. Ella le dijo: ve y estudia en el Beit HaMidrash. Se fue y estudió doce años en el Beit HaMidrash bajo la tutela de Rabí Eliezer y Rabí Ioshua.
Luego de esos doce años volvió a su casa y trajo con él doce mil alumnos. Todos salieron a su encuentro. Al enterarse su mujer, ella también salió a su encuentro. Le dijeron sus vecinas: pide prestado ropas y vístete acorde a la ocasión. Ella les respondió: “el justo cuida el alma de sus bestias” (Mishlé 12:10). Cuando ella pudo llegar a él, cayó delante suyo y le besaba los pies. Quisieron sacarla los alumnos. Les dijo Rabí Akiva a sus alumnos: “Déjenla, ya que todo lo mío y todo lo de ustedes a ella le pertenece”.
Escuchó el padre de ella que un hombre importante había llegado a la ciudad (sin saber de quien se trataba). Y pensó: iré a verlo, quizás pueda liberarme de mi promesa. Una vez que se encontraron, le dijo Rabí Akiva: si hubieras sabido que el marido de tu hija sería un hombre importante (en el estudio de la Torá), ¿la hubieras echado? Dijo Calba Sabúa: incluso si hubiera sabido un capítulo, incluso una sola ley. Le respondió: yo soy el marido de tu hija. Calba Sabúa cayó delante de él y le besó los pies a Rabí Akiva y le entregó la mitad de su fortuna.

Talmud Babli, Tratado Ketuvot 62-63b

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