29.6.12

PARASHAT BALAK



            “Percibió el asna al Emisario de Adon-i apostado en el camino, y su espada desenvainada en su mano; se desvió el asna del camino… empero golpeó Bilhám al asna…” (Bemidbar 22:23)
            La Parashá de esta semana se torna riquísima en relatos y posibles interpretaciones, de las cuales tomaré para desarrollar el episodio de Bilhám.
            Este personaje se dispone a maldecir al Pueblo de Israel, pero dice que no va a transgredir lo que le ordene Adon-i.
            Nuestros Sabios de bendita memoria, en Pirkei Avot 5:23, comparan la conducta de Abraham Avinu (nuestro patriarca) y Bilhám harashá (impío / malvado). Se señalan como virtudes de Abraham la benevolencia, la humildad y la sobriedad. Y como defectos de Bilhám, la envidia, la altivez y la ambición. En breve retomaré este tema.

            “Abrió Adon-i la boca del asna y le dijo a Bilhám: ¿Qué te he hecho?…” (Bemidbar 22:28)
            El hecho de que un animal hable nos saca de nuestra cotidianeidad. Nos vemos sorprendidos por una burra que tiene la capacidad de ver lo que un hombre no puede (profeta, poderoso, que pretende destruir a un pueblo entero con sus palabras). Un animal que rebate y se podría decir que termina reprendiendo a su amo.
           
            Ahora me voy a extender en los dos temas que intento traer.
            En su introducción al Perek (capítulo) Jelek de la Mishná, segunda parte, RaMBaM hace notar que la interpretación sobre las palabras de los Sabios, y lo hago extensivo a la Torá, debe apuntar a tener en claro la imposibilidad de lo que es imposible y la realidad de lo que debe ser hallado. Las palabras tienen un lado visible y un lado encubierto; ante relatos de cosas imposibles, hay que entender que se dicen en forma de alegoría.
            Y ya que cité al Maestro, voy a traer dos enseñanzas que da en su Moré Nebujim, y sabrán disculpar que sintetice:
            1) Que todas las facultades son “ángeles” (Guía de los Descarriados, segunda parte, capítulo 6).
            2) Que “toda vez que encuentres en el desenlace que aquel a quien se vio y que habló, fue un ángel, sabrás y estarás cierto que era desde el comienzo una visión profética o un sueño profético” y expresamente nos trae el relato de esta parashá “…todo lo que pasó con Bileam en el camino… como el discurso de la asna… tuvo lugar en una visión profética, pues dice expresamente al final (versículo 32), que el ángel del Eterno le habló” (Guía de los Descarriados, segunda parte, capítulo 42).

            Veamos entonces, que nos encontramos frente a una enseñanza compleja, la cual nos marca muchas pautas para nuestra vida “moderna”.
            Bilhám, brujo y malvado, no es tildado así caprichosamente porque se puso en contra de Israel, sino que en el mismo relato podemos ver sus inconductas, las cuales, con las anteojeras que tenemos por estos días podrían pasar desapercibidas.
            Recordando la cita de Pirkei Avot que traje veamos las conductas negativas que se le endilgan:
            -Envidia:Se levantó Bilhám por la mañana, y aparejó su asna…” (Bemidbar 22:21). La Torá usa un lenguaje similar respecto a Abraham en Bereshit 22:3, pero en ese caso, Abraham Avinu madrugó y preparó el mismo su asno por su amor a Hashem. Bilham, sin embargo, en honor al odio gratuito,.-
            -Altivez: “…Pues te has mofado de mí; ojalá tuviera una espada en mi mano…” (Bemidbar 22:29). Como explica Rashi: “esto era una gran vergüenza para Bilhám, frente a los príncipes que lo acompañaban: pues él se estaba encaminando a matar a toda una nación con las palabras de su boca, y para matar a este animal: ¡necesita un arma!
            -Ambición:…aun si me diere Balak su casa llena de plata y oro…” (Bemidbar 22:18). En lugar de servir fines acordes a sus dones, él se dedicaba a vender sus “servicios” al mejor postor. Ya se desprende de este versículo que Bilhám especula con una gran recompensa monetaria, y quizás, piensa pueda revertir la voluntad divina.

            La burra y el ángel / emisario: el ángel viene a representar la facultad / potestad que se le da a Bilhám de frenar su comportamiento y tener una oportunidad de volver al camino. El hecho de que la burra sea la que tenga que llamar la atención de su amo sería para demostrar lo burdo del comportamiento humano cuando obstinado se encamina hacia donde no debe.
            Un animalito tiene que demostrar a su ilustre amo que se equivoca. Y del peligro que representa si avanza por esa senda.

            Quiero finalizar diciendo que no podemos encausarnos a objetivos guiados por la envidia, la altivez y la ambicion. El fin último no pueden ser los beneficios materiales y personales. Hay que saber a quién se sirve cuando se anda por la vida.
            Mi maestro el Rab Karo recibió de sus maestros la ensenanza de que al fin y al cabo uno tiene que elegir entre servir a un patrón de carne y hueso (basar vadam) o al Jefe que debe guiar nuestras conductas. De este modo, ni cuando la situación parezca desfavorable, deberíamos torcer nuestro comportamiento.
            Prefiramos lo enseñado por Abraham Avinu. Seamos realmente sus alumnos, siendo capaces de no celar lo ajeno, manteniéndonos humildes, sabiendo cuál es el lugar que nos corresponde ocupar y teniendo presente ante quién vamos a rendir cuentas.

Ben Zomá dice: ¿quién es sabio? Sólo aquel que aprende de todos sus semejantes...
¿Quién es rico? Aquél que es feliz con lo que posee...
¿Quién es respetable? Aquél que respeta a sus semejantes” Pirkei Avot 4:1


Meir Szames

22.6.12

MISHNA


por Meir Szames



La Mishná es una obra legalista compilada por Rabí Iehuda HaNasí hacia el año 200 de la E.C..

Mishná deriva del verbo shaná, el cual en un sentido estricto significa "repetir", y en nuestro contexto significa tanto aprender como enseñar la Ley Oral, mediante la repetición.

Otros aportan que "Mishná" proviene de "shení = segundo" por encontrarse segunda después de la Torá.

Desarrollo:

En tiempos del Primer Templo, en el Galut (diáspora) de Babilonia y en los días de "Shivat Zion" (regreso a Sión), era la Torá de Moshé - la Torá Escrita - el libro del cual estudiaron y se comportaron los Profetas, los Cohanim y todos los fieles a Israel. En tiempos de Ezra el Escriba, y en los de la Knéset Hagdolá, al comienzo del Segundo Templo, abundaron las aclaraciones, explicaciones y clasificaciones de la Torá y existieron muchas reglamentaciones y edictos del Tribunal Superior. Todos ellos fueron reunidos en un libro, que lo estudiaron de memoria - la Torá Oral.

Para facilitar el estudio de la Halajá, para su mejor uso, las redactaban en forma de leyes breves y claras (Halajot Psukot) y las concentraron por temas.

Los libros que se ordenaron según los temas o según otras señales, se llamaron Mishná (1 - ver nota).

Publicación:

El método de publicación de la Mishná se efectuaba mediante la repetición de lo recibido más los comentarios, complementaciones, agregados y nuevas Halajot. Luego de esto, el Jajam compaginaba, ordenaba y escribía nuevamente su Mishná y enseñaba una versión ordenada y fija a los Tanaitas (alumnos elegidos para la función por su poder de memorización especial).

Luego se la repetía delante de los tanaitas, y por último delante del público, de modo tal de sellar la forma y el contenido.

Nuestra Mishná:

Rabí Iehuda HaNasí (siglo II de la E.C.) estudió Mishná con su padre, Raban Shimon Ben Gamliel y con los cinco alumnos de Rabí Akiva: Rabí Meir, Rabí Iehuda Ben Ilai, Rabí Shimon Bar Iojai, Rabí Iosef Bar Jalafta y Rabí Elazar Ben Shamoa. De la Mishná de sus padres y la de sus Rabinos, ordenó Iehuda HaNasí con la autorización del Beit Havaad (Asamblea de los Sabios de su generación) una nueva Mishná.

En su Mishná se establecieron Halajot de la Mishná de la Escuela de Hilel, de Rabí Akiva y de sus Maestros o Sabios, especialmente de la Mishná de Rabí Meir ("Stam Mishná" / sin nombre del tanaita).

La Mishná de Rabí Iehuda HaNasí es "Nuestra Mishná" (Mishnateinu) y es simplemente llamada Mishná. La misma se dividió en seis "Sedarim" - Shas - (libros u ordenamientos).

ZRAIM: leyes relacionadas con la tierra.

MOED: leyes del Shabat y festividades de Israel.

NASHIM: leyes sobre matrimonios, divorcios, entre otras.

NEZIKIM: leyes sobre asuntos pecuniarios, daños, lesiones y la autoridad del tribunal.

KDOSHIM: leyes sobre korbanot, ofrendas, Shjitá, Kashrut y Hekdesh

TAHAROT: leyes sobre purezas e impurezas

Cada "Seder" se divide en Masejtot (tratados: total 63) y cada Masejet se subdivide en Prakim (capítulos: total 523), los cuales contienen las Mishnaiot.

El idioma preponderante en la Mishná es el hebreo.

La primera impresión se llevó a cabo en Nápoles, Italia, en 1492, con comentarios de RaMBaM.

Uno de los comentarios más populares es el de Rabí Ovadia de la ciudad de Bertinoro, Italia, quien vivió en el siglo XV. En 1486 llegó a Eretz Israel y se estableció en Ierushalaim. La principal ventaja de este comentario es que el que estudia la Mishná con el comentario de Bartenura, se acostumbra al lenguaje del Talmud, y paso de uno a otro resulta totalmente armonioso.



¿Qué relevancia tiene hoy, en estos "tiempos modernos", estudiar Mishná?

Cuando pensamos que el ser humano ha cambiado, que ya no repite sus acciones, leemos la Mishná, que fue compilada hace dos milenios, y nos damos cuenta que no hemos cambiado tanto.

Ahora, te puede pasar, que pienses que es la ley que rigió hace mucho tiempo, que no es la Halajá, el derecho positivo, que no es la ley que rige nuestras vidas hoy en día. Y te preguntes ¿Por qué habría de perder mi tiempo con algo que "ya no sirve"?

Uno se dice judío, y muchas veces desconoce de donde viene, y eso va a imposibilitarle saber hacia donde encaminarse.

Si uno quiere discutir nuestra realidad, tiene que saber que hubo antes, que pensaron los grandes de nuestro pueblo. De otro modo, pretender abordar cabalmente a los filósofos judíos modernos le va a resultar indescifrable.

El devenir de la Torá, Mishná, Guemará/Talmud, Halajá hasta nuestros días, nos obliga a nutrirnos de nuestras fuentes.

Desde un punto de vista personal, el cual puede ser compartido o no, al que esté leyendo este humilde artículo le propongo: estudiá Torá, abrevá en tus fuentes, de este modo en vez de quejarte de que "tiene que adaptarse a los tiempos", vas a tener la posibilidad de discutir en serio, sin intermediarios, que tipo de judaísmo querés.
 
 
 
 
Nota de Iardén Raber:
(1) Lo de volcar la Mishná a un libro o a varios es mucho posterior, aunque es verdad que agrupaban leyes según similitud en el contenido o en el vocabulario. O sea, si transmitían en forma cercana a lo que hoy conocemos como libro, lo más preciso sería decir que se lo hacía en forma de קבצים (compilaciones) que se agrupaban en torno de un tema o similitud en el vocabulario o en las fórmulas.





PARASHAT BEMIDBAR


            Esta semana comenzamos la lectura y estudio de un nuevo libro de la Torá: Sefer Bemidbar, cuya traducción literal sería “en el desierto”, pero que es llamado comúnmente “Números”.
            Ya Nuestros Sabios nos marcan el contenido predominante en Bemidbar, llamándolo “Jumash haPekudim” el libro de los censos, ya que se dedica a los censados y a los censos (Mishná Iomá 7:1).
            Nuestra parashá comienza diciendo “Habló Adon-i a Moshé en el desierto de Sinaí en la Tienda de Reunión (Ohel Moed)”. El comentarista Ibn Hezra hace notar que “Esto nos hace saber que no ascendió Moshé más al Monte Sinaí después que la Divinidad se hizo presente en la Tienda de Reunión”. Y agrega en su comentario el Rab Mordejai Edery que la palabra “shamaim” - cielos – no figura ni una sola vez en el libro Bemidbar.
            Censarnos, saber cuantos somos. ¿para qué nos es ordenado esto? ¿qué finalidad tiene? No es el primer censo que encontraremos en la Torá, recordemos al comienzo de Parashat Ki Tisá (Shemot 30:11 y sigs.) donde se censó a través del medio Shekel de plata que debía aportar cada uno de los hombres mayores de veinte años que salían de Mitzraim. En ese caso en particular el objetivo es por un lado censarlos y, sobre todo, aportar de este modo para la construcción del Mishcan – Tabernaculo.
            El censo que se requiere en la parashá que nos ocupamos pareciera tener un objetivo particular. Voy a traer el dato que este censo arrojará la misma cantidad de personas que el llevado a cabo en ocasión de la construcción del Mischan (basado en la explicación de Rashi a Shemot 30:16). Entonces ¿CUAL ES EL OBJETO DE UN NUEVO CENSO?
            Como señalan los exegetas citados, ya no habrá manifestaciones en el Monte Sinaí, ya no encontraremos que “los Cielos” ni la Divinidad se manifestarán de modo estremecedor. Ya está construido el Mishcan, ya Adon-i mora entre Su pueblo (“Ellos habrán de hacer para Mí un Santuario -Mikdash- y Yo habré de morar entre ellos” Shemot 25:8).
            Y esto me lleva a entrelazar nuestra parashá con los eventos que el Luaj nos marca para los próximos días: Rosh Jodesh Sivan (“cabeza/comienzo de mes”) y Jag HaShavuot.
            La Torá nos señala en cuanto a Rosh Jodesh Sivan que “1. En el tercer mes después de la salida de los Hijos de Israel de la tierra de Egipto … 2. … allí acampó Israel frente a la montaña”. Explica Rashi que la expresión “allí acampó Israel” refiere a que “acamparon allí como un solo hombre, con un solo corazón…”. Este “acampe” tuvo como corolario “Matán Torá” la entrega de la Torá por Adon-i al pueblo de Israel.
            Y esto fue posible debido a ese sentimiento que describe Rashi, un sentimiento de amor, de compañerismo, de paz y de armonía fue lo que hizo merecedor al Pueblo de Israel de recibir la Torá, acontecimiento que celebramos en Shavuot.
            Vamos de nuevo, entonces, nos “censamos” y de este modo sabemos cuantos somos, con quienes contamos, nos unimos.
            Manifestamos nuestra voluntad de recibir La Enseñanza, La Torá, estamos dispuestos a ocuparnos de ella, tanto a mantenerla con nuestras acciones así como con nuestro estudio.
            Que este momento en que comenzamos el cuarto libro de nuestra Torá, nos permita ser capaces de lograr esa unión, donde contemos los últimos días del Omer y logremos “prepararnos” para recibir una vez más lo mismo que venimos recibiendo desde el Monte Sinaí: la oportunidad de disfrutar del estudio y la interpretación, de llenarnos, de empaparnos de nuestra sagrada Torá.

            “No es tu responsabilidad terminar la tarea, pero no estás libre de abandonarla …” Pirkei Avot 2:21

Meir Szames

PESAJ 5772


                El Talmud de Babilonia, en el Tratado Rosh Hashana 10b, nos trae la discusión entre Rabi Eliezer y Rabi Ieoshua, acerca de cuando fue creado el mundo, si en jodesh Tishrei (mes de Rosh Hashaná) o en jodesh Nisan (mes de Pesaj – 1º de Nisan es el Rosh Hashaná de los Reyes y las Festividades - Melajim veRegalim). Una discusión muy interesante, la cual tomaré como disparador para traerles algo sobre el Jag por excelencia, y el que estamos preparando y viviendo, la Fiesta de la Libertad, Jag HaPesaj.
                Todos sabemos que antes de Tishrei debemos realizar un Jeshvón Nefesh, un balance del alma, el cual debe comenzar en Elul (el mes previo a Tishrei).
                Llama la atención lo que preparan Nuestros Sabios para el mes y medio previo a Pesaj, donde nadie nos enseña que tenemos que hacer un “balance”, pero, si ponemos un poco de atención, tenemos las Arba Parashiot, a lo que debemos sumarle nada menos que Jag HaPurim. Para algún distraído, hagamos un racconto de lo que estamos hablando.
                -SHABAT SHEKALIM: en este Shabat, los Sabios prescriben leer la porción de Torá que nos habla del medio Shekel de plata que debía aportar cada uno de los hombres mayores de veinte años que salían de Mitzraim, todo ello para poder censarlos y aportar de este modo para la construcción del Mishcan – Tabernaculo. No dejemos pasar dos detalles: En cuanto al monto de la donación, se aporta medio Shekel, tanto el pobre como el rico, nadie más, nadie menos. En cuanto al destino de la donación, es para lograr los zócalos/las bases que sostienen las columnas del Mishcan.
                -SHABAT ZAJOR: la Torá nos ordena contar lo que nos hace Amalek al salir de Mitzraim, cuando estás cansado. Contarlo de modo de borrar su recuerdo del mundo, ese Amalek que viene a enfriar el ánimo del Pueblo tras los portentos con los que somos liberados.
                -PURIM: una celebración donde lo principal es que Esther deja de estar oculta, para encontrar su identidad, y de ese modo salvar al Pueblo todo.
                -SHABAT PARÁ: la Pará Adumá – Vaca Bermeja/Roja, la cual sus cenizas son utilizadas para purificar al Pueblo.
                -SHABAT HAJODESH: en el cual se nos da la primer Mitzvá como Pueblo, la consagración de los meses, lo que traerá aparejado la posibilidad de la celebración de cada uno de Nuestros Jaguim.

                Y por fin, llegado el mes de Nisan, se nos pide una tarea que para las madres es momento de revolución, limpiarnos del Jametz (lo leudado/fermentado).
                No vengo a traer una novedad diciendo que una de las Mitzvot centrales de Pesaj es Ajilat Matza (comer Matza). Un pan chatito, un pan pobre. Un pan que comemos cuando festejamos Pesaj, siete días de Matzot, sin tener siempre en cuenta que muchos están obligados a comer de ese pan pobre todos los días del año. Como enseña Filón de Alejandría en su comentario a Shemot sobre el significado del pan leudado, así como del pan no leudado / matzá: Cada uno de ellos es un símbolo de los distintos tipos de alma: La una siendo altiva y henchida con arrogancia, mientras que la otra se presenta constante y prudente, escogiendo el camino medio, antes que los extremos, tanto por deseo como por su afán de igualdad.”.

                Miremos este asunto con otros lentes.
                Como escribí al comienzo, imaginen ahora que Pesaj fuera nuestro “año nuevo”, como lo son los Jaguei Tishrei, y Adar hiciera las veces de Elul, y el Jeshvón Nefesh fuera realizado en esta época del año.
                ¿Qué sería lo que tendríamos indicado, como un manual de instrucciones encubierto con las prescripciones previas a Pésaj?
                A ver… releamos los pasos: Primero que todo, Shekalim, donde se nos pide tomar conciencia de que solos no somos nadie, que somos mitades, incompletos sin el otro y que si no aportamos a la comunidad, nadie lo va a hacer por nosotros. Dejemos de creer que siendo “medios shekalim” aislados vamos a lograr algo. Nuestro aporte del “medio shekel” va a ser la base de la comunidad y de ello dependerá nuestra continuidad.
                Y esto se enlaza directamente con Zajor: recuerda que solo no vas a llegar lejos, recuerda que cuando desde afuera vengan a querer enfriar tu entusiasmo la única solución es salir a hacerle frente vos mismo, o como en la guerra que Israel sale a pelear siempre con Amalek, ir en conjunto, peleando por nuestras convicciones. El Talmud en el Tratado Sucá 32b nos da un mensaje en este sentido “como enseña un sabio de la casa de estudios de Rab Ishmael: si se te cruza el perverso este llévalo al Beit HaMidrash”, es decir, estudiá Torá. Se trata de hacer el esfuerzo y entender que un judío no puede permanecer oculto, sino que su identidad tiene que aflorar para ser fuente de “salvación”, como en Purim. No podemos estar “ocultos” de nuestros congéneres. Recordar la Mitzvá más repetida en el texto de la Torá, respetar al extranjero, la viuda y el huérfano – léase al distinto, débil, al que necesita – y no escondernos ante el prójimo que espera una señal de nuestro lado. Recordar que hemos conocido el sentir del extranjero; pues extranjeros hemos sido en la tierra de Egipto (Shemot 23.9) y no ser indiferentes ante el sufrimiento del prójimo. (a esta altura no hace falta ya que cite Vaikrá 19.18 “Y amarás a tu prójimo como a ti mismo.” ¿no?).
                Buscar el modo de desprendernos de aquello que nos “impurifica”, comportarnos de modo tal, que no necesitemos de una Pará Adumá que nos limpie de nuestras iniquidades.
                Y como corolario, al comenzar el mes de la Redención, Nisán, celebrar como corresponde nuestros Jaguim, darles la importancia que tienen, porque así como tenemos muchos llamados a la reflexión, al compromiso, también tenemos un llamado a disfrutar de la vida, a estar alegres.

                La base de la Hagadá de Pesaj, en Shemot 13:8 “Y habrás de narrar a tu hijo, en aquel día, diciendo: Por causa de esto ha hecho Adon-i para mí portentos al salir yo de Egipto” y lo repetimos en nuestro Seder “Bejol dor vador jaiab…” en cada generación, cada persona debe verse a si misma como si el salió de Mitzraim. Nuestros Sabios diseñan un pequeño manual de instrucciones: No se si la idea de dos balances internos en el año nos resultará cómoda pero si logramos sacar adelante todos estos pasos, podremos sacar el Jametz de nuestras casas y nuestros corazones, y estaremos listos para alimentarnos del pan de bendición, cumpliendo los quince pasos de nuestro Seder de Pesaj, sintiendo a pleno la liberación de nuestras estrecheces tanto físicas como espirituales, sabiendo que la lucha contra nuestros Mitzraim personales nos van a seguir, y que está en nosotros mismos saber donde apoyarnos para salir airosos de tan magna gesta. Si tenemos en cuenta que dos de los motivos principales de nuestra liberación, son recibir la Torá, y la Tierra Prometida, sepamos volver a nuestras fuentes, abrevar en ellas, y buscar el modo personal dentro de nuestra tradición de encontrar el camino que se nos plantea desde hace varios miles de años.
LESHANA HABÁ BIRUSHALAIM
JAG PESAJ KASHER VESAMEAJ
Meir Szames
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“No digas: cuando tenga tiempo estudiaré, porque tal vez nunca lo tengas.” Pirkei Avot 2:5

Meir Szames


En memoria de Margalit Tikvá Bat Jaim Kofman de Schvetz Z’L, mujer modelo de ser humano y fuente de luz y bendición para los que tuvimos la gracia de cruzarnos con ella.

PARASHAT TERUMA


            En la secuencia de las secciones semanales de la Torá, venimos del Monte Sinaí, de recibir las leyes generales y particulares que nos encomienda D’s.
            Esta Parashá comienza diciendo “Habla a los hijos de Israel y que separen en Mí Nombre ofrenda -Terumá-” (Shemot - Éxodo 25:2)
            Al respecto, el autor Tseror Hammor escribe que todo lo que la persona hace y actúa en este mundo no es para él mismo, en definitiva es para los demás, con la salvedad de la satisfacción que le proporciona el estudio y el cumplimiento de la Torá y la ayuda desinteresada -Tzedaká- que puede proporcionar a su congénere. (Libro de Éxodo, Rabino Marcos Edery, Ds’ es mi estandarte, pág, 246)
            Más adelante se continúa con los detalles de la construcción del Mishcan -Tabernáculo- y dice “Habrán de hacer ellos un arca -Arón-” (Shemot - Éxodo 25:10)
            El primer elemento a construir en el Mishcan será el arca por ser el lugar donde quedarán depositadas las tablas de la Torá.
            Rab Edery llama la atención sobre que desde el punto de vista gramatical, el mandato de la construcción del Arón es enunciado en plural “vahasú”, queriendo alegóricamente indicar que la Torá no es patrimonio ni posesión de ningún individuo ni de ningún grupo selecto. La Torá pertenece a todos los seres humanos del mundo que quisieran tenerla.

            Caprichosamente tomo el siguiente versículo para extenderme “Ellos habrán de hacer para Mí un Santuario -Mikdash- y Yo habré de morar entre ellos” (Shemot - Éxodo 25:8)
            Al tomar este versículo se me ocurren delinear dos posibles tipos de objetivos: el del Mishcán y el que nos podemos trazar cada uno de nosotros y las comunidades a las que pertenecemos.

            Uno de los objetivos del Mishcan, -Tabernáculo- y de buena parte de las prescripciones de la Torá, es alejar al pueblo santo -Goi Kadosh- de la idolatría -Avodá Zará-.
            Esto me recuerda a la enseñanza que escuché de Rabí uMorí Itzjak Karo de que la Avodá Zará no está en los objetos de por sí, sino en nosotros mismos, que le asignamos a las cosas la facultad de ser “ídolos”.
            Es decir, la posibilidad de que algo sea “Tamé” impuro o “Tahor” puro, corre bajo nuestra responsabilidad. El hacer del dinero, de las vanidades, del trabajo diario algo impuro, es nuestra responsabilidad. El asignarle, por ejemplo al dinero, un valor supremo, es nuestra culpa. Y está en nuestras manos darle importancia a las cosas que realmente las tienen y dejar de adorar falsos ídolos.
            Una imagen de por si no tiene nada malo, pero cuando es objeto de culto, es ahí donde incumplimos la Mitzvá de no adorar imágenes.
            Con esto quiero decir que no debemos cargar a los demás con nuestras debilidades. Sino hacernos cargo de nuestro compromiso con salir de nuestras estrechuras, nuestras esclavitudes, nuestros “Egiptos” y liberarnos de los ídolos ajenos.
            Pensando ahora en nosotros mismos ¿Cómo podemos hoy en día propiciar un lugar de encuentro del hombre con D’s? ¿Cómo construirlo?
            Encontramos un Midrash en Shemot Rabá (pág. 86) en el cual se cuenta el caso de un rey que tiene una hija única, y que es tomada por esposa por otro rey. El padre no puede separarse de su única hija. No puede pedirle al yerno que no se lleve a la hija, en cuanto es su mujer. Sin embargo le pide un favor personal: que cada vez que esté con ella, la embellezca, la glorifique. Esto le dice HaKadosh Baruj-Hu a Israel: les doy la Torá, separarme de ella no puedo. Decirles que me la quedo para Mí no puedo. Sin embargo, en toda ocasión que ustedes vengan a la Casa de D’s hagan que Mi Gloria y Magnificencia estén allí, como está dicho “y me harán a mi un -Mikdash- Santuario…”.
            Hoy por hoy, no tenemos un lugar físico, llámese Mishcan, Beit HaMikdash. Y habrán oído decir que Am Israel es el “Pueblo del Libro”. Supongo que será que leemos mucho, pero me parece que concretamente se refiere a “El Libro Secreto”, la Torá, en toda su amplitud.
            Nuestro refugio espiritual está ahí, esperándonos. Esperando no ser un adorno en la biblioteca. Esperando ser estudiado con ahínco. Cuando buscamos soluciones para nuestros asuntos pareciera que no queremos ir a lo más básico, a lo nuestro. Nuestra Tradición está ahí, esperando ser nuestro lugar de encuentro con lo trascendente.
            Vimos arriba que ella no pertenece a nadie en particular, y es propiedad de todos los que quieran hacer de ella un lugar de sana discusión. Un lugar donde la discusión no sea pelea, sino sea enriquecimiento de una forma de hacer y pensar que lleva varios miles de años. La tradición judía, las fuentes, la Torá “no es de naides y es de todos”. Cada uno que la quiera de verdad que se sienta convidado.
            Por último, tengamos en cuenta que la “Terumá” -ofrenda- debía ser entregada voluntariosamente, de corazón, como corresponde que nos entreguemos a la Torá, de corazón.
            Que el Keter Torá -corona de la Torá- sea una realidad y no sólo un emblema colgado en las cortinas del Arón HaKodesh –Arca Sagrada-  de tu comunidad.

“No digas: cuando tenga tiempo estudiaré, porque tal vez nunca lo tengas.” Pirkei Avot 2:5

Meir Szames


En memoria de Margalit Tikvá Bat Jaim Kofman de Schvetz Z’L, mujer modelo de ser humano y fuente de luz y bendición para los que tuvimos la gracia de cruzarnos con ella.

PARASHAT SHEMOT


Dedicada a la memoria de Eliezer Tzvi Ben Itshak Schaffer Z’L, mi Zeide


En Bereshit comienza el tiempo, nace el universo, es creado el hombre; en Shemot nace el pueblo de Israel, nace la libertad, nace la voluntad de existir, ser y trascender en un destino común para todo este pueblo(Rab Mordejai Edery, Sefer Shemot, 1ª edición, D’s es mi estandarte, Buenos Aires, Adar 2º 5744, pág.14).

            Esta parashá es la primera del libro llamado en español “Éxodo” aunque su traducción quiere decir “nombres”, y comienza “Y éstos son los nombres de los hijos de Israel”, a lo cual el exegeta Baal HaTurim nos dice que las iniciales de esta frase forman la palabra “שביה” “cautiverio”, ya que a pesar de que estuvieron en cautiverio, los Bnei Israel no cambiaron sus nombres, y este fue uno de los cuatro motivos por los cuales fueron redimidos los hijos de Israel de la esclavitud.

            Como dice el Rab Edery Z’L, este es el comienzo del relato de la conformación del Pueblo de Israel. Ya no nos encontraremos con individuos que creen en un D’s Único, sino que nos encontraremos con una comunidad que abrazará la fe en ese D’s, que primero fuera llamado de Abraham, Itshak y Iahacov, para luego ser llamado en el Sinaí como el que te sacó de la tierra de Egipto.

            El nacimiento de Moshé nos deja bien marcado lo que se espera del que será el líder de la misión encomendada por Adon-i.
            Nace un niño “hermoso”. En ese momento la casa se llenó de luz. Una luz que luego devendrá en redención, una luz dentro de la oscuridad de la esclavitud.
            No hay que soslayar algo que aparece en la parashá, y es que el nacimiento de este niño es fruto también del esfuerzo y compromiso de las parteras, las cuales desobedecen un mandato del rey terrenal, por amor al Rey Eterno, cuando hacen caso omiso al decreto de matar a los niños varones a los que asistieran en su alumbramiento (como dato al margen, Rashi nos dice que eran Yojébed y Miriam, madre y hermana de Moshé respectivamente).

            D’s lo elige en base a las cualidades de Moshe para cumplir Su misión. En quien poner sus palabras para liberar a Su pueblo, al que le entregaría Su Torá.

            Vemos como un niño que sólo logró mamar su tradición de muy pequeño y luego es criado de otro modo, ya hombre y siendo príncipe del reino, no tolera la injusticia: brota en él su fuente, su raíz, y empieza a responder por su gente, aunque ello supone, como se ve reflejado, una pérdida de su acomodada posición.
            Y no sólo eso, ya que no sólo se preocupaba por su pueblo/hermanos, sino también por la gente que hasta ese momento era desconocida para él, como en el episodio del pozo cuando defendió a las jóvenes de Midián.
            En el desierto, al ver la zarza ardiente, no se deja llevar por el suceso maravilloso que ven sus ojos sino que intenta comprender cabalmente lo que ocurría. Sólo luego de esta actitud Adon-i lo llamó. Y a pesar de ser llamado por D’s, mantiene su humildad ilimitada, ocultando su rostro de Hashem.
            Sigue la descripción de D’s a Moshé, misión de la cual -señala Rashi- tardó siete días en convencerlo, ya que Moshé sabía de sus limitaciones humanas, hasta que es persuadido de cumplir con el mandato de D’s, e ir en pos de Su misión, redimir a Su pueblo de la esclavitud, tal como había prometido a los Patriarcas.

            Podemos empezar a entrever las características de este líder: un hombre pensante, no arrebatado, conciente de sus limitaciones, preocupado por el otro, por no ofenderlo.
            En contraposición con el otro líder que encontramos en el relato: Un nuevo rey que desconoce a Iosef, que tanto bien ha hecho por su país, teme a los hebreos y torna amargas sus vidas. El faraón, al cual ni siquiera le interesa la producción a ser realizada por sus esclavos, lo único que quiere es el sufrimiento de los mismos, sin importarle lo que le depararía este accionar a sus propios gobernados.

            Ante esta opresión, esclavitud y tiranía la única respuesta es la voluntad de ser, de existir. Hoy en día hay muchas cosas que nos esclavizan, pero ¿cómo liberarnos de ellas?
            Lo primero que podemos aprender es a tomar la responsabilidad por nuestras acciones, hacer continuos esfuerzos por mantener la humildad. Y no sólo responsabilizarnos por lo que hagamos, sino también por nuestras omisiones. Hacernos cargo de los nuestros y los “otros”, los “ajenos”. Meditar el plan de acción y no arrojarnos tras nuestros impulsos.
            Lo segundo que se me ocurre es que a los decretos de muerte, de paralización, se le contesta con vida, con continuidad, con más estudio y más compromiso con nuestras fuentes, valores y tradiciones.
            Y lo tercero que se me viene a la mente es la bendición que le da Itró, su suegro, a Moshé, לֵ֥ךְ לְשָׁלֽוֹם  “Lej LeShalom”: ve hacia la paz


Meir Szames